El exdirector de la Policía Nacional, Ricardo Ramírez Del Cid, descartó que el atentado y crimen de su hijo Óscar Roberto, de 17 años, ha sido circunstancial durante un asalto.
Y es que el patrón criminal que se siguió la noche del domingo indica, en todo su accionar, que era una operación dirigida contra el hijo del comisionado general.
Para el caso, investigadores consultados por EL HERALDO revelaron que los asaltos, a restaurantes de clase media, no son asaltados por 10 o más sujetos.
Para este tipo de asaltos solo se necesitan dos o tres personas, quienes no suelen andar con armas de grueso calibre.
Además, los fascinerosos no llegan en dos o más vehículos para cometer un asalto, en negocios donde el flujo de caja puede ser de apenas 10,000 o 15,000 lempiras.
Ramírez Del Cid indicó que la versión del asalto solo fue una pantalla que dieron las autoridades policiales, una excusa ante la ineficiencia demostrada en las primeras horas del hecho, las cuales eran fundamentales para llegar al fondo del crimen.
Ramírez reforzó la tesis planteada por EL HERALDO en el sentido de que la Penitenciaría Nacional fue clave para la planificación del hecho.
Destacó que las maras son organizaciones que actúan de forma estructurada y con jerarquía.
Los policías que cuidaban al joven se enfrentaron con los pandilleros, que habían sido contratados por otros superiores en la Penitenciaría Nacional.
En el lugar de los hechos murió uno de estos pandilleros, producto de la acción de seguridad de sus guardaespaldas, “y luego aparecieron muertos tirados en el anillo, que son de la mara también, que andaban en el hecho y así de esa manera hicimos una investigación rápida para que esto no quede en la impunidad”.
Enfatizó que no se trata de una venganza sino de llegar a los autores intelectuales, “esta es la oportunidad de llegar a los intelectuales”.