TEGUCIGALPA, HONDURAS.- 'Estábamos listos para casarnos el 25 de diciembre, teníamos ya todo listo, el anillo, el vestido y la ropa de mi esposo', expresó entre lágrimas la señora
Vanessa Dixon tras perder todo en un fatídico incendio que dejó prácticamente en la calle a unas 20 familias.
El siniestro que consumió 20 de los 30 cuartos de alquiler de una cuartería ubicada en el barrio Abajo, de esta ciudad, dejó por lo menos a unas 50 personas damnificadas, quienes perdieron la mayor parte de sus pertenencias personales y enseres domésticos.
Relató que “en el taller no había nadie y no se sabe qué fue lo que pasó ni por qué inició el fuego, aparte que los bomberos tardaron un poco”, apuntó.
El antiguo edificio construido de adobe y madera se quemó en cuestión de minutos ya que su estructura, un tanto deteriorada, propició que las llamas se expandieran rápidamente.
“Gracias a Dios nosotros estábamos fuera de la casa, una vecina me llamó pero ya cuando vinimos no pudimos sacar nada por que las llamas eran grandes, perdimos todo”, manifestó Gabriela Valladares.
Los inquilinos contaron que solo les quedó tiempo de correr por sus vidas, sacaron a los niños y ancianos, sin poder sacar más cosas porque todos estaban dormidos al momento que se suscitó el incendio.
“Fue de repente, estábamos dormidos y cuando despertamos las llamas estaban muy altas, tuvimos que salir y no pudimos rescatar nada; quedamos en la calle”, narró Samuel Salinas. “Por milagro de Dios estamos vivos”, reconoció.
Las condiciones de seguridad de este tipo de edificaciones son mínimas o nulas debido a que no cuentan con la logística para hacerle frente a una situación como la ocurrida la madrugada de ayer domingo.
Los afectados hicieron un llamado a las personas de buena voluntad que les puedan tender una mano en el difícil momento que atraviesan regalándoles ropa y colchonetas donde poder dormir. Algunos de los perjudicados fueron albergados temporalmente en el centro comunal del barrio El Chile.
El siniestro que consumió 20 de los 30 cuartos de alquiler de una cuartería ubicada en el barrio Abajo, de esta ciudad, dejó por lo menos a unas 50 personas damnificadas, quienes perdieron la mayor parte de sus pertenencias personales y enseres domésticos.
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Una de ellas fue doña Vanessa Dixon y su compañero de hogar Lester Cuevas, con quien contraería nupcias en diciembre próximo; ambos de origen misquito. Junto a ellos también residían sus dos hijos, menores de edad.
Todos estaban dormidos
César Echenique, otro de los inquilinos en el vetusto edificio, contó que “todo comenzó como a las 3:30 de la mañana, el fuego se originó en el primer apartamento donde funcionaba un taller de tapicería”, apuntó.Relató que “en el taller no había nadie y no se sabe qué fue lo que pasó ni por qué inició el fuego, aparte que los bomberos tardaron un poco”, apuntó.
El antiguo edificio construido de adobe y madera se quemó en cuestión de minutos ya que su estructura, un tanto deteriorada, propició que las llamas se expandieran rápidamente.
“Gracias a Dios nosotros estábamos fuera de la casa, una vecina me llamó pero ya cuando vinimos no pudimos sacar nada por que las llamas eran grandes, perdimos todo”, manifestó Gabriela Valladares.
Los inquilinos contaron que solo les quedó tiempo de correr por sus vidas, sacaron a los niños y ancianos, sin poder sacar más cosas porque todos estaban dormidos al momento que se suscitó el incendio.
“Fue de repente, estábamos dormidos y cuando despertamos las llamas estaban muy altas, tuvimos que salir y no pudimos rescatar nada; quedamos en la calle”, narró Samuel Salinas. “Por milagro de Dios estamos vivos”, reconoció.
Condiciones de seguridad
Gran parte de los que residían en la cuartería son personas originarias de La Mosquitia, vendedores ambulantes y ciudadanos de la tercera edad.Las condiciones de seguridad de este tipo de edificaciones son mínimas o nulas debido a que no cuentan con la logística para hacerle frente a una situación como la ocurrida la madrugada de ayer domingo.
Los afectados hicieron un llamado a las personas de buena voluntad que les puedan tender una mano en el difícil momento que atraviesan regalándoles ropa y colchonetas donde poder dormir. Algunos de los perjudicados fueron albergados temporalmente en el centro comunal del barrio El Chile.
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