TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Roger Coleman y Annie Villatoro tenían 24 y 30 años, eran una pareja joven, que como muchas otras en Honduras no tienen una casa propia donde comenzar a vivir su matrimonio. Durante un tiempo habitaron en la Residencial Honduras, pero recientemente, el propietario de la vivienda les dijo que debían desalojarla. Ahí comenzó una intensa búsqueda para encontrar otro lugar en el cual seguir construyendo vivencias y sueños.
La tecnología permite que estas búsquedas a veces sean más fáciles, pues con un clic se puede saber la ubicación de un inmueble, el precio y ver fotos de la propiedad. Roger ingresó a Marketplace, en Facebook, y encontró lo que creyó una “ganga”: una casa situada en la colonia Mirador de Oriente, por la cual no pedían depósito (un pago que se debe dar al principio del contrato junto con la primera mensualidad y que garantiza a los dueños de la propiedad tener una reserva por cualquier daño o posibilidad de que los ocupantes de su casa les queden mal con un mes de renta)
La pareja hizo el acuerdo con los dueños de la casa y el domingo 23 de junio comenzaron a mudarse hacia su nuevo hogar. Para ello, Roger, quien tenía un carro con el que laboraba como Uber (taxista VIP), hizo un primer viaje trasladando objetos pequeños. Luego, consiguió un vehículo pick-up prestado para llevar sus muebles y tres de sus amigos se ofrecieron a ayudarlo.
Estos amigos eran Alejandro Aceituno, de 26 años, Kenneth Gabriel Cruz de 20 y Elvin Josías Izaguirre de 20.
Lamentablemente, cuando se fueron a dejar el segundo viaje en compañía de la pareja, no regresaron a la Residencial Honduras, dejando la mudanza a medias, la casa de la que se iban con la puerta abierta y con muchas dudas sobre su paradero.
Cinco días duró su búsqueda por diferentes partes de la zona oriental de la capital hasta que el viernes 28 de junio, los cuerpos de Roger y Annie fueron hallados en una montaña, a dos horas de distancia a pie del centro del municipio de Tatumbla, aledaño a Tegucigalpa.
Más tarde fueron encontrados los cadáveres de Alejandro Aceituno y Kenneth Cruz, a una hora a pie desde donde estaban los cuerpos de Roger y Annie, lo que indicaría que sus asesinos les quitaron la vida en diferentes partes de la zona montañosa.
Elvin Izaguirre no ha podido ser encontrado.
El caso ha provocado gran consternación entre los hondureños y las autoridades policiales tienen una hipótesis: sus muertes están relacionadas con la disputa por la casa a la que se mudaría la pareja.
El ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, confirmó que el lunes, un día después de la desaparición de los jóvenes, fueron capturados cinco miembros de la Pandilla 18, a quienes se les encontró el celular de uno de los desaparecidos y la llave del vehículo que pidieron prestado para mover los enseres.
Tras las investigaciones, han determinado que los pandilleros estaban interesados en ocupar la casa que Roger y Annie eligieron para vivir.
A través de una entrevista con Hoy Mismo, el director de la Policía Nacional, Juan Manuel Aguilar, confirmó que “estos muchachos (los pandilleros) habían hecho un desplazamiento forzado al propietario de la vivienda y esta fue la situación que motivó a estos hechos”.
El secretario de Seguridad, cuando se encontraba en la base aérea Hernán Acosta Mejía, tras la recuperación de los cuerpos en un helicóptero a causa del inhóspito terreno en el que fueron encontrados, dijo: “Aquí hay que hablar lo que sucedió: una estructura criminal, sin justificación, raptó a cinco personas y podemos afirmar que asesinó a cuatro de ellas”.
Y agregó: “No hay ningún motivo (para asesinarlos) ellos (los pandilleros) estaban interesados en tomar posesión de la casa que ellos acababan de rentar y que ese día se estaban pasando”.
Se cree que el dueño de la casa, intentando no perderla, había decidido ponerla en renta, pero sin imaginar el trágico final que tendrían los nuevos ocupantes, a quienes no les permitieron permanecer ni un día como habitantes de la propiedad.
