TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cansados de esperar la entrega del cuerpo de la joven Ana Lizeth Hernández Cantillano, familiares y amigos realizaron una toma de carretera a la altura de la aldea Zambrano, en la salida al norte del país.
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Sus padres, Matías Hernández y Suyapa Cantillano, pedían con sus voces quebrantadas y sus ojos llenos de lágrimas que le realizaran la autopsia y les entregaran el cadáver, para trasladarlo hasta ese sector y darle sepultura.
Y es que los restos de la joven de 32 años permanecen en uno de los cuartos fríos de la morgue de Tegucigalpa desde el lunes 20 de marzo, debido a que los empleados de la misma se mantienen de brazos caídos exigiendo derechos laborales y desde hace algunas semanas se niegan a realizar autopsias y acudir a levantar los cadáveres de los ciudadanos fallecidos.
La desesperación de la familia Hernández Cantillano se debe además de darle el último adiós a la joven a que su muerte está rodeada de dudas, pues fue encontrada sin vida en su vivienda situada en la colonia Villa Foresta, en la salida al sur de la capital. Su cuerpo presentaba un disparo en la cabeza, según informes preliminares.
La pareja de la mujer, un mayor de artillería de las Fuerzas Armadas, fue quien notificó a los padres de la fallecida diciéndoles que ella se había suicidado, pero los parientes de Ana creen que él la mató.
Es por eso que la autopsia es la única forma que ven para esclarecer lo ocurrido, pues además aseguran que sus sospechas están fundamentadas en varios signos de alarma que vieron durante los 12 años de relación de la pareja, donde ella se mostraba sumisa y temerosa ante el oficial y de vez en cuando se veían en su cuerpo señales de abuso como moretones y mordeduras que ella intentaba justificar, producto de la coerción que presuntamente él ejercía sobre ella.
Protesta
El padre de Ana, quien ha conmovido a la población con su testimonio y su desgarrador llanto, se apostó sobre la carretera y aunque de vez en cuando sufría pequeños desmayos, se incorporaba nuevamente para pedir que la autopsia se realice pronto, pues tienen miedo que con el pasar de las horas se pierda evidencia esencial para la investigación.
Por otro lado, una vecina de la familia dijo indignada que la toma no se levantará hasta que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ordene la autopsia, pues no dejarán de exigir por “una niña a la que vimos crecer”.
Debido a la presión ejercida, autoridades del Ministerio Público informaron que los fiscales autorizaron la entrega del cuerpo, pero sin autopsia, para que los familiares puedan realizar una de forma independiente, pero el padre de Ana explicó su temor de que al concluir que fue un asesinato, le resten validez en un futuro proceso penal.