Tegucigalpa, Honduras
Podría sonar extraño, pero... ¿ha escuchado en algún lugar sobre el embellecimiento de los muertos? Pues sí existe y es algo normal en países con mayor avance que él nuestro. Sin embargo, en Honduras también se da la práctica de la denominada tanatopraxia.
Esta rama de la medicina consiste en devolverle, en la medida de lo posible, las características o atributos físicos del rostro a las personas que fallecen en condiciones violentas o similares y que en ese proceso sus caras quedaron desfiguradas.
En la actualidad estos ejercicios se realizan tanto en el ámbito privado como público. En la parte estatal este trabajo es efectuado por empleados de Medicina Forense en apoyo con especialistas en cirugía plástica, así como estudiantes del posgrado de esta especialidad de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
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Mitigar el dolor
La directora de Medicina Forense, Julissa Villanueva, expresó que “es difícil ver el dolor de la gente cuando reclaman sus cadáveres por los hechos de violencia, sobre todo en los casos en que las circunstancias de muerte han dejado los rostros mutilados, desfigurados”.
Es por esta razón que la práctica de la tanatopraxia o “embellecimiento de cadáveres” juega un papel importante en las vidas de esas personas, asegura Villanueva.
Este trabajo de cirugía llega a ser un mitigante del dolor de los parientes que tienen que enfrentarse con la muerte y en muchas ocasiones con el rostro irreconocible de sus familiares.
Esta praxis se viene realizando desde hace muchos años en casos selectivos, pero los índices de violencia han registrado un mayor número de muertes en las que se requiere la cirugía plástica para hacer del duelo un momento más aceptable.
Casos recientes
Entre los casos más recientes en los que fue necesario la implementación de la Tanatopraxia destacan las víctimas del fatídico accidente vial ocurrido en el kilómetro 11 de la carretera al sur, el pasado 5 de febrero.
En el percance vehicular perdieron la vida 24 personas, de ellas seis fueron sometidas a procesos de cirugía plástica debido al daño severo que sufrieron sus rostros tras el accidente.
“Casi el 50 por ciento de las personas que fallecieron en ese accidente venían con su rostro desfigurado, pero no a todos se les pudo hacer cirugía, por la carga de trabajo”, recordó Villanueva.
Otro de los casos practicados en el 2017 fue la reconstrucción o unión entre tronco y cabeza que se dio en el suceso en que fueron decapitados madre e hijo, en la colonia La Soledad, hecho suscitado el jueves 16 de febrero.
Desde hace algunos años esta tarea se venía realizando de manera no tan profesional o empírica por los técnicos disectores de la morgue del Ministerio Público.
En la actualidad la profesionalización en este trabajo médico realizado en cadáveres es una realidad y la respaldan los resultados obtenidos en las operaciones.
Aunque no hay una unidad forense exclusiva para este tipo de trabajo realizado por médicos cirujanos, no se descarta que en los próximos años pudiera implementarse como un servicio general.
