TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Escenas desgarradoras y de dolor se vivieron en los alrededores de la morgue del Ministerio Público (MP). No era para menos; unas 46 familias esperaban noticias de sus familiares, a más de 24 horas del macabro crimen múltiple en la Penitenciaría Femenina de Adaptación Social (PNFAS).
Una multitud se concentró frente a esa oficina médico legal, donde fueron ingresados los 46 cadáveres de las reclusas que perdieron la vida de forma trágica la mañana del martes en el principal recinto carcelario de mujeres en el país.
El llanto desconsolado de mujeres, hombres y niños podía escucharse de forma intermitente en la zona; es por mucho el momento más duro en la vida de un ser humano.
De las 46 mujeres que perecieron en la cruel reyerta, hasta el miércoles, 26 fueron plenamente identificadas por el personal de Medicina Forense, mientras que el reconocimiento de las restantes 20 podría tardarse unos días más debido al estado de calcinamiento en el que quedaron los cuerpos.
“La complejidad de la prueba científica lleva sus días porque obviamente hay diferentes grados de quemaduras que tienen las fallecidas; si han quedado con alguna huella dactilar en sus manos, pues obviamente va a ser fácil poderlas identificar”, explicó Yuri Mora, portavoz del MP.
Los 20 cuerpos que no han podido ser identificados -y que no tengan las propiedades necesarias para reconocerlos por la vía dactilar- serán sometidos al procesos de identificación por la vía ADN.
El miércoles fueron entregados 20 cuerpos de las 26 mujeres que murieron en la PNFAS; todas identificadas por la vía dactilar, ya que fueron ellas las que murieron a causa de disparos y puñaladas, y no por calcinamiento.
Uno tras otro, los cadáveres de las internas del centro carcelario fueron retirados de la morgue en medio del llanto de sus deudos, la mayoría de ellas eran originarias de la capital, pero también habían del interior del país.
Entre las presas había tres madres y sus hijas. Son los casos de Lourdes Yamileth Rodríguez Osorto y su hija Yosselin Selenia Espinal Osorto, además, Belinda Yamileth Henríquez Izcano y su hija Paola Yamileth Henríquez Izcano. También murieron Karla Maribel Euceda Soriano y su hija Maribel Brevé Euceda.
Sandra Xiomara Rodríguez deja 6 hijos entre 18 y 6 años
“Me llamó el lunes pero no pude recibir la llamada porque andaba en la escuela con mis hijos”, contó Griselda Ramos, hermana menor de Sandra Xiomara Rodríguez, una de las 46 reclusas que fallecieron en la cárcel de mujeres en Támara.
La última vez que Griselda y su hermana se vieron fue en abril del presente año, pero se comunicaban a menudo por teléfono.
Para el Día de la Madre, el 14 de mayo, Griselda prefirió que quien visitara a su hermana fuera su mamá y cambiaron sus fichas de visita, sin embargo, su progenitora tuvo un inconveniente y la visita no se pudo dar.
Sandra Rodríguez fue capturada el 17 de septiembre de 2022 junto a su compañero de hogar en la ciudad de Comayagua. Sandra llevaba en su espalda una mochila de su marido y fueron interceptados por agentes de investigación. Al hacerles la requisa descubrieron que en la maleta iban drogas.
Griselda aseguró que su hermana ignoraba que su marido se dedicara al microtráfico de drogas y que por ello tomó la mochila sin ningún temor, sin saber lo que llevaba. Ambos fueron capturados y enviados a la cárcel.Era madre de seis hijos entre 18 y 5 años. Una de sus hijas partió para Estados Unidos dos días antes de la matanza.
“Teníamos planes, al salir nos íbamos a ir del país”: García
Si perder a su pareja ya significaba una tragedia para Ángel García Ortega, el fallecimiento de sus dos hermanas menores en el mismo día fue una catástrofe para él.
En la reyerta perdió a su pareja Claudia Patricia Baquedano (35) y a sus hermanas Fany Yaneth y Mirian Griselda, también de apellidos García Ortega.
“El martes ella me habló, me dijo que si iba a ir, pero yo no tenía ni un peso. Le dije que iba a ir el día de visita porque yo trabajo con un muchacho en el mercado y ahorita las ventas están bajas”, recordó Ángel.
Ángel tenía pensado ir de visita a la PNFAS este próximo sábado, día en que todos los familiares pueden compartir con las internas. “Habían fines de semana que no iba porque uno es pobre y por el dinero no ajusta”, compartió.
El último día que Ángel y Claudia hablaron, contó “le dije que se cuidara; ella me dijo que me quería. Teníamos bastantes planes, que al salir ella nos íbamos a ir del país”.Claudia fue capturada el 28 de diciembre de 2021, en la capital, por posesión y tráfico de drogas.
Era madre de una niña de 8 años y originaria del municipio de San Jerónimo, Choluteca. “Se llevaron una parte de mi vida, yo amaba a mi mujer y a mis dos hermanas también”, dijo Ángel.
Hace ocho meses había cumplido la pena de cárcel
Por cosas que han sido una costumbre en el sistema judicial del país, Paola Lizeth Ramírez Andrade hace ocho meses había cumplido la pena de cárcel por la que fue sentenciada por el delito de extorsión, sin embargo, seguía presa en la PNFAS.
La reclusa de 25 años de edad debió ser excarcelada hace ocho meses, pero la tardanza en el proceso judicial evitó que ella saliera libre, aseguró doña Julia Andrade, la madre de Paola.
“Ella me llamó anteayer (lunes) como a las 10:00 de la noche y me dijo: la voy a llamar mañana (martes) y ya no me llamó”, rememoró la mujer con tristeza.
Julia recordó que se le hizo raro que la llamara a esa hora de la noche, porque nunca la llamaba desde el penal en ese horario, como si su hija presintiera algo.
“Sólo me dijo: mami, la llamo mañana, la amo mucho, cuídese y bendiciones; cuídeme a la niña”.Paola Lizeth habitaba el hogar número uno donde se desató el mortal incendio en el que murieron calcinadas al menos 25 reclusas.
Paola era la mayor de los seis hijos de doña Julia, nativos de la aldea El Aguacate, en Cedros. Creció en la ciudad de San Pedro Sula, pero hace unos seis años había regresado a su natal El Aguacate.
Su progenitora lamentó que “sólo le faltaba un papel para salir libre, pero teníamos que buscar un abogado y nos dijeron que el documento no había salido del centro (PNFAS), que de ahí tenía que salir la orden; tenía ocho meses de más”.
Santos: “Al salir de la cárcel me iba a hacer una casa”
“Lo que pensaba ella era que al salir de la cárcel me iba a hacer una casa, me iba a comprar un solar, iba a conseguir un buen trabajo e iba a hacer la casa; pero no se le concedió el deseo a ella”, expresó entre lágrimas Elda Santos.
Doña Elda es la madre de Suami Mariela Rodríguez Santos (24), detenida el 30 de enero de 2023 en la aldea Peña Blanca, del municipio de Santa Cruz de Yojoa.
Al igual que la mayoría de las víctimas mortales en la reyerta suscitada el pasado martes en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), ella habitaba en el hogar número uno.
“El viernes que hablamos con ella me estuvo platicando eso, mamita, me dice: voy a salir de aquí, voy a conseguir trabajo y le voy a comprar una casa. El viernes fue el último día que hablamos con ella”, manifestó.
Suami Mariela era originaria del caserío de Cañaveral, en la zona de Peña Blanca, y fue capturada por los cuerpos de seguridad; según su progenitora, las autoridades nunca le explicaron a ella por qué habían detenido a su hija.
El miércoles, a eso de las 3:25 de la tarde, doña Elda retiró los restos mortales de su hija para trasladarlos hasta el sector de Peña Blanca, en el norte del país. Una víctima más del incendio en la PNFAS.
No aparece entre las que están vivas, tampoco entre víctimas
La matanza en la PNFAS ha provocado descontrol y confusiones, pero sobre todo mucha angustia entre quienes todavía no saben si su familiar está viva o muerta.
Es el caso preciso de don Miguel Cáceres, tío de Karla Patricia López López (21), interna en el hogar o módulo uno de esta cárcel de mujeres en la aldea de Támara.
Don Miguel explicó que “anoche (martes) vine aquí a la morgue a buscar información, pero me dijeron que tenía que traer la identidad y una fotografía (de Karla) y que posiblemente la identifiquen por ADN”.
El capitalino afirmó que “no sabemos si está viva o muerta porque no sale en la lista de las que están vivas y tampoco entre las muertas”.
Sin embargo, los familiares de López López guardan la esperanza de que esté con vida, ya que hay un nombre bastante similar al de Karla, es una mujer de nombre Carmen Patricia López.
“Posiblemente sea ella y tal vez se pudieron haber equivocado en el primer nombre, que por escribir Karla escribieron Carmen”, adujo don Miguel.
Familiares de la reclusa, que vivía en el hogar número uno de la PNFAS, han viajado en varias ocasiones a Támara para preguntar en el presidio si ella está viva, pero no han tenido respuesta. También está la posibilidad de que esté entre las calcinadas.