Considerado como una de las afecciones contemporáneas provocada por la indeseada y a veces excesiva presión académica, esta condición surge debido a la constante exigencia a la que nos enfrentamos en cualquier institución debido a una sobrecarga de tareas, exámenes y proyectos, explicó la orientadora escolar con maestría en sociopedagogía, Carmen Urrutia.
“Cuando hablamos sobre el estrés académico hablamos que es una reacción de actividades emocionales cognitivas, conductuales y físicas a estímulos y eventos académicos, en donde el resultado varía entre una sobrecarga académica, por exceso de exámenes, evaluaciones, responsabilidades y trabajos”, dijo la orientadora.
Sin embargo, esta indisposición, que pasa inadvertida la mayor parte del tiempo, además de provocar una nociva relación entre estudiante y centro educativo, es una ventana de oportunidad para que nuestro organismo entre en una fase de cronificación –conversión de una manifestación en una enfermedad-.
“Muchas veces ni los maestros ni los padres de familia reconocen este estrés, y cuando no se reconoce y no vemos esas señales, esto atenta a la salud de ellos mismos, dando como resultado una pésima relación entre el estudiante y su medio educativo”, explicó Urrutia.
Afecciones por estrés
Diversas alteraciones físicas como dolores de cabeza, dificultades para dormir, cansancio y dolor de estómago corresponden a los síntomas que se generan en nuestro cuerpo. Por otra parte, la dificultad para pensar, irritabilidad frecuente, tristeza y ganas de llorar son las reacciones emocionales y cognitivas que tenemos frente a esta situación.
Sin embargo, son las manifestaciones conductuales lo que más llama la atención presentando síntomas como: necesidad de estar solo, uso de fármacos para dormir, aumento en el consumo de café y una tendencia a discutir con los demás, situaciones fácilmente detectadas por otros.
El estrés no solamente se presenta en los jóvenes sino que afecta directamente en el desempeño de los más pequeños.