La obsolescencia se produjo en el 2017, luego de que Apple reconoció la existencia de un algoritmo que ralentizaba la batería en modelos más antiguos para mantener el rendimiento.
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Lo anterior se hizo ver en los modelos 10.2.1 y 11.2.0 del sistema operativo de iOS, por lo que los usuarios realizaron las denuncias del caso.
Según la compañía, la introducción del algoritmo para ralentizar el rendimiento de la batería de los celulares se hizo con el objetivo de evitar que el 'smartphone' se apagase de forma repentina.
“El objetivo ha sido siempre crear productos seguros apreciados por los clientes y una parte importante de eso es hacer que los iPhone duren tanto como sea posible”, explicó la empresa tecnológica.
Cuando se reportó la supuesta falla, Apple se vio forzada a ofrecer reemplazos de baterías con descuentos especiales, pero los usuarios denunciaron que la obsolescencia programada fue realizada para obligarlos a cambiar teléfono, por lo que ejecutaron acciones legales.
En consecuencia, la demanda legal llegó a un arreglo extrajudicial y la empresa decidió pagar más de 310,000,000 de dólares a los usuarios afectados en Estados Unidos, según el número de reclamos presentados.
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