Tegucigalpa

'María pide que se respeten las tres T: tortilla, techo y trabajo”

El obispo de La Ceiba, Miguel Lenihan, instó a los fieles a estar cerca de Suyapa y a los políticos a ser pastores y no lobos

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02.02.2018

Tegucigalpa, Honduras
Los tambores comenzaron a sonar, el sonido de las maracas envolvió el ambiente, mientras el canto alegre de un grupo de mujeres acompañó la danza de entrada de los hijos que llegaron a la casa de su madre.

“Uweiriguni tu waguchu María de Suyapa” (La grandeza sea tuya María de Suyapa), expresaron a una sola voz decenas de devotos de la comunidad garífuna que acudieron a la Basílica Menor de Suyapa para rendir honores a la Patrona de Honduras, en el marco de la celebración del 271 aniversario de su hallazgo.

La eucaristía, con el sello de la cultura y tradición de esta población de alma caribeña, fue oficiada por el obispo de La Ceiba, monseñor Miguel Lenihan.

“Venimos con el pueblo garífuna para honrar a nuestra madre, la Morenita, y también para ofrecerle cada uno de los corazones, sus cantos, su casabe y su cultura”, expresó Lenihan.

Durante la homilía, el también obispo asesor de la Pastoral Garífuna Nacional hizo un llamado de atención a los hondureños para actuar como hermanos de una misma madre.

María está muy triste por tanta violencia, tanta sangre y muerte, se siente triste como cualquier madre cuando hay maldad”, manifestó en su homilía el obispo de La Ceiba.

También llamó a respetar la dignidad de la mujer porque “la mujer hondureña es el rostro de María, el rostro de Tegucigalpa y por eso hay que decir alto a los crímenes en contra de ellas”.

Además, pidió a los políticos abanderar la honradez y serpastores buenos y no lobos”, así como dotar de medicinas los hospitales y atender a la niñez y a la familia hondureña.

“María quiere que a los hondureños se les respeten las tres T: la tortilla, el techo y el trabajo”, expresó el sacerdote.

Además, le recordó al presidente Juan Orlando Hernández sus promesas de trabajar en bien de Honduras.

En la eucaristía se ofrendaron alimentos de la gastronomía garífuna como el agua de coco, casabe y malanga.

La misa fue oficiada en lengua garífuna con traducción al español.

La danza, el color y el fervor de esta población logró que los fieles hijos de la Virgen de Suyapa vivieran 100 minutos de encuentro sincero con ella.