Tegucigalpa, Honduras
Se comportan de forma rebelde sin motivo alguno, son malcriados con sus compañeros y maestros y en la mayoría de casos son violentos.
Este es el comportamiento que decenas de escolares muestran en los centros educativos. Por tal razón muestran bajo rendimiento académico.
Para ayudarles a superar este tipo de comportamientos, en el último año las autoridades de la Subsecretaría de Seguridad en Prevención han desarrollado un subproyecto piloto que ha dado resultados satisfactorios.
Se trata del plan conocido como Fortaleciendo una Cultura de Paz, que tiene como objetivo unir y fortalecer las habilidades sociales de prevención de violencia, estableciendo y modelando expectativas con los estudiantes, padres de familia y docentes.
“Estamos encaminados en hacer prevención de violencia en centros educativos que se encuentran en zonas vulnerables del Distrito Central, proyecto que inició el año pasado en Tegucigalpa, San Pedro Sula y La Ceiba”, expresó Víctor Hernández, oficial en Proyectos de Prevención Escolar.
En 2017 se logró beneficiar a más de 5,000 personas, entre educandos, padres de familia y maestros, de las cuales 3,000 fueron en el Distrito Central.
Intervención
El personal del subproyecto se encarga de llegar a los centros educativos para conocer el entorno y cómo se desenvuelven los estudiantes.
Los docentes de manera simultánea reciben talleres sobre cómo identificar a escolares con problemas de violencia.
Una vez identificados a los menores que presentan estos signos, se les brinda ayuda psicológica.
Además se incluye a los padres de familia en las charlas para identificar si existe algún tipo de violencia en el hogar.
“Una vez detectado el problema, a los padres de familia se les da las herramientas y recomendaciones para mantener las mismas prácticas en el hogar”, explicó Hernández.
Selden Mata, psicóloga de Fortaleciendo una Cultura de Paz, dijo que están atendiendo a niños que presentan problemas de violencia y agresividad en las aulas.
A los infantes que reciben ayuda se les brinda atención hasta que logran vencer el problema de conducta.
“Se les brinda un tratamiento completo, es una hora de terapia cada 15 días y se trabaja de la mano con los docentes y padres de familia”, explicó Mata.
Depende de la gravedad que presente cada escolar, la terapia con la especialista puede durar como mínimo cuatro meses y se puede extender por un año.
Resultados
Con la puesta en marcha del plan piloto se identificó que el cambio del comportamiento es más efectivo cuando los padres asisten con sus hijos a las psicoterapias.
Para Luis Mejía, subdirector del Centro de Educación Básica Francisco Morazán, ubicado en la residencial del mismo nombre, ejecutar este plan ha sido de gran beneficio para la comunidad estudiantil y docente.
“Los cambios se notan en unos meses con las atenciones psicológicas, son otros ambientes los que se viven en cada aula, fue un trabajo que se desarrolló todo el año”, dijo Mejía.
Las autoridades de esta institución informaron a EL HERALDO que en el presente año se trabajará en 10 nuevos centros educativos de la capital.
Los Centros de Educación Básica José Ramón Cálix, Doctor Antonio R. Reina y Tiburcio Carías Andino son los próximos a apoyar.
Además de las escuelas Oswaldo López Arellano, José Ángel Ulloa, Modesto Rodas Alvarado y Tomás Álvarez Dolmo. A estas se suman las escuelas República de Chile, Manuel Bonilla y Villa Olímpica.
Se calcula que serán unos 5,000 las personas beneficiadas en este año en la capital.