COMAYAGÜELA, HONDURAS.-Un gigantesco agujero en un paredón del anillo periférico es desde hace tres años el hogar de un hombre de 55 años.
La caverna alejada de los lujos, las necesidades básicas de una vivienda y de la simetría de la ciudad es el lugar que Óscar Rolando Gutiérrez Jiménez encontró para empezar de nuevo su vida.
El oscuro y húmedo lugar, ubicado a unos metros de la represa Los Laureles, ha sido la vivienda del delgado hombre, de barba y cabellera poblada.
Don Óscar contó a EL HERALDO que durante toda su vida se ha dedicado a la reparación de calzado, pero este oficio que va en declive, lo obligó a partir a Estados Unidos de forma ilegal, con el sueño de construir una vivienda en la capital.
La mala fortuna hizo que se perdiera y vivió por un tiempo en las calles de México y buscar la manera de sobrevivir en un país que no es suyo.
Logró retornar a Honduras, pero una peor situación lo atrapó, no pudo seguir trabajando y no tenía los fondos para pagar el alquiler de un cuarto.
Deseo de una vivienda
Sin tener dónde ir, don Óscar, tomó sus pertenencias y en sus recuerdos de la infancia vino a la mente aquella cueva donde observó cómo entrenaban unos militares. “Todos soñamos con tener una casita, en la vida luchamos para tener una casa donde vivir”, reconoce con tristeza don Óscar.
Camuflada por la alta maleza, el humilde señor colocó nailon en la entrada a la cueva para evitar que entre el agua.
“No le pido nada a la gente, solo le pido a Dios que me lleve con bien”, dijo. Para ayudar a don Óscar se puede comunicar al 9940-0221.
