TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los emprendedores que se ubican en las diversas salidas de la ciudad han sufrido en carne propia el impacto de la pandemia del covid-19 y tratan de reponerse ante la adversidad.
Los negocios permanecieron varias semanas cerrados en acato a la orden emitida por las autoridades, pero a raíz de la necesidad de generar ingresos para sus familias, con el paso del tiempo reabrieron los comercios bajo medidas de bioseguridad.
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Desde el puente Germania hasta la aldea Santa Rosa, los tapiceros de la salida al sur hacen suyos los diseños más elegantes y confortables de muebles.
Hombres y mujeres se observan afuera de los talleres, ofreciendo sus creaciones hechas por manos experimentadas en el arte de convertir cualquier tipo de madera en un espacio de descanso. Específicamente entre el kilómetro uno y cinco, existe al menos una docena de establecimientos donde se confeccionan y venden muebles de sala y otros artículos para el hogar.
Los propietarios de los establecimientos aseguran que han tenido un retroceso de 20 años, pues las ventas se han reducido casi a cero por falta de clientes.
Luis Lagos, propietario de uno de los talleres donde se elaboran muebles de sala, mesas, chineros, cabeceras y clósets, entre otros, explicó que los altos precios de la materia prima “han contribuido para que los negocios estén debilitados”.
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Detalló que el costo de la madera, el plywood, la tela y la esponja se ha incrementado. Por ejemplo, la esponja tenía un costo entre 174 y 184 lempiras, y ahora su costo es de 265 lempiras.
“Además de los altos precios se han agotado algunos productos, la pandemia nos ha fregado de todo a todo”, recalcó.
En la denominada línea del mueble, también intentan sobrevivir decenas de pequeños comedores, polleras, puesto de fruta y hasta de plantas.
Salida a Olancho
Similares condiciones enfrentan los propietarios de pequeños negocios en la salida a Olancho.
Cristina Chandías, propietaria de una panadería ubicada en el kilómetro 17 de la carretera que de Tegucigalpa conduce a Olancho, detalló que debido a la pandemia “las ventas han bajado considerablemente”.
“Gracias a Dios ofrecemos productos de calidad bajo estrictas medidas de bioseguridad. Las muchachas que atienden usan mascarillas, gel y lavado de manos y solo para llevar”, dijo.
Otros negocios instalados en la zona como ventas de frutas y plantas han sido severamente afectados, pero poco a poco las ventas han ido mejorando en los últimos días.
Innovar
Esperanza Escobar, de la Asociación Nacional de la Micro y Pequeña Industria de Honduras (ANMPIH), considera que los emprendedores deben innovar para producir y comercializar sus productos.
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“Ahora se mueven las ventas por internet y ellos tienen bonitos productos que alrededor del mundo los busca la gente, conocen lo que es el trabajo artesanal y lo pagan muy bien porque mucha gente ya no quiere consumir productos hechos por las máquinas sino por las manos de los seres humanos”, aconsejó.