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La estrategia
Tarifas accesibles, horario de distribución equitativo, uso responsable del líquido y fuentes naturales de abastecimiento son algunos de los elementos que mantienen a los racionamientos de agua lejos del diario vivir de sus residentes. Años atrás, en el municipio de Sabanagrande primaban las denuncias por la falta de agua, pero en la actualidad el servicio es puntual y “ni siquiera en verano tenemos problemas de agua”, dijo a EL HERALDO Rumaldo Espinal, encargado del servicio en ese sector.A 4 kilómetros del casco urbano de Sabanagrade se ubica el caserío Guaslí donde se encuentra el pozo que lleva el mismo nombre y es la principal fuente de abastecimiento de la zona con capacidad para brindar 240 galones por minuto, según explicó Espinal.
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A la fecha, hay más de mil abonados, quienes pagan una tarifa promedio de L 61.00 al mes. Dentro de 15 días se prevé que esté listo un segundo pozo en la comunidad de La Jagua con el que se pretende abastecer a más de 7 mil pobladores. Santa Lucía y Valle de Ángeles se suman a los municipios con buen abastecimiento del agua. Doña Laura Rodríguez, residente de este último, dijo desentender la problemática del agua. “A mis 54 años nunca he dejado de recibir el servicio”, aseguró. Mientras que José Díaz, un nuevo poblador del sector, se mostró contento con la elección que hizo para su nuevo hogar. “Llevo seis meses viviendo aquí y me encanta que siempre hay agua, contrario a lo que viví en Tegucigalpa”, recordó.
En el caso de Santa Lucía, el sistema de agua se maneja a través de junta de agua y su director, el ingeniero Gustavo Ochoa, explicó que el abastecimiento se garantiza gracias a la responsabilidad con que se maneja el tema en ese municipio. En los 42 barrios que ofrecen el servicio, ya se estableció un horario por que varía conforme al sector, sin embargo, en promedio la distribución se hace dos veces por semana, explicó Ochoa.
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Un punto a favor son sus tres fuentes naturales de agua: Montaña Grande, Matambre y Montañita El Edén, además de sus cinco pozos subterráneos con los que se abastece a 1,200 abonados. “Nuestro mecanismo es que en invierno el 75% de abastecimiento viene de fuentes naturales y el 25% restante de los pozos, pero en verano los papeles se invierten y así mantenemos una producción equitativa para todos los pobladores”, explicó.
Sobre la tarifa, el entrevistado indicó que en promedio se paga entre 250 a 300 lempiras mensuales, sin embargo, aclaró que la cifra es menor para los residentes con bajos recursos económicos sin mencionar que se respeta el descuento a la tercera edad.
En contraste, en la capital, con 1.1 millones de habitantes, se recibe el agua cada cinco o seis días, mientras que en algunas colonias la espera es mayor hasta de 10 días. La falta de lluvias agudiza la crisis en la capital, condiciones que se mantienen desde junio.
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