Con tono amable la piloto invitó a EL HERALDO a subir a la unidad, y en el 1866 el ritmo del merengue fluía de un modesto radio, con gel para ella y los pasajeros. El recorrido fue de El Carrizal hasta colonia Loarque.
“Mi jornada empieza a las 2:00 de la madrugada y termina a las 4:00 de la tarde... tengo cuatro hijas”, expresó.
LEA: A un costo mayor a 18 millones de lempira Hospital Escuela ejecuta tres nuevos proyectos
Mientras conducía su Corolla 98 recordó que su padre era taxista y en su familia ella es la segunda generación de conductores y dos de sus hijas esperan seguir la tradición.
Su sueño es tener su propio vehículo y número, quizás esa meta la aleja de pensar en el Día del Taxista y enfocarse en clientes y carreras.
Los curiosos no la molestan, apoya al Motagua, le gustaría que las calles de la ciudad estuvieran en mejores condiciones y si le toca cambiar una llanta, no tiene problemas.
“No somos el sexo débil, les digo a las mujeres que no bajen la cabeza, que no se dejen humillar y que se animen a ser taxistas. Todo es posible”, manifestó
ADEMÁS: ¿Cómo denunciar ante el SANAA las tuberías de aguas potables y negras en mal estado?
En otro punto de la ciudad estaba Manuel Reina, mientras compraba 400 lempiras de gas, detalló que de su sueldo dependen cinco personas.
“Hace 25 años llegué desde Nueva Armenia, me convertí en taxista. Vivo en Santa Lucía pero vengo a la capital a trabajar todos los días, siempre sale para la tarifa y la comida”, resaltó. Antes de salir de la estación, sintonizó un jocoso noticiero, lamentó la competencia desleal que prolifera a vista de las autoridades y mandó un saludo a todos sus compañeros que este día celebran el Día del Taxista. ¡Felicidades!