TEGUCIGALPA, HONDURAS.-La magia del parque edificado en honor al primer jefe de Estado, Dionisio de Herrera, se perdió. Aunque el jardín reposa en el casco histórico de la capital, frente al Teatro Nacional Manuel Bonilla, la desidia de las autoridades locales y el desaseo de los ciudadanos lo convirtieron en un lugar peligroso para la integridad y la salud.
En total abandono
Al llegar al parque, los promontorios de basura y la peste de orina son la antesala para los visitantes. Basta con recorrer unos metros para certificar que lo que una vez brilló como destino turístico para los escolares de la capital, ahora es un epicentro de contaminación.
Aunque el lugar recibe a personas que intentan limpiarlo, la acción no es suficiente, según los lugareños, pues por las noches se convierte en un lupanar que atrae a alcohólicos y jóvenes que usan drogas.
Personas consultadas por El HERALDO señalaron que la falta de seguridad provocó que dañaran hasta los basureros y el alumbrado público.
“Aunque el parque lo remodelaron, está descuidado con todo ese basural, le digo que pasar por aquí en la noche da miedo”, señaló de forma anónima un ciudadano.
Cabe recordar que el emblemático parque recibió mantenimiento en 2018.