Tegucigalpa, Honduras.- El bullicio de las festividades de diciembre también se siente en los cientos de tiendas de ropa de segunda mano de Tegucigalpa y Comayagüela.
Estos locales, ubicados en el centro de ambas ciudades, así como en los barrios y colonias de la capital, han ganado popularidad como una opción accesible para quienes desean renovar sus mudadas.
Las ofertas en estas tiendas son variadas y atractivas. Las prendas básicas, como camisetas, pantalones y vestidos, se encuentran a precios que oscilan entre los 20 y 100 lempiras.
También hay ropa de marca seleccionada que alcanza precios de entre 200 y 300 lempiras, una ganga comparada con el costo de prendas similares en tiendas de marca.
Este abanico de precios hace que estas tiendas sean una opción viable para familias de bajos ingresos, estudiantes y hasta para quienes buscan prendas únicas o de diseño especial.
Aunque las tiendas de ropa de segunda mano son populares durante todo el año, su auge se dispara en la temporada navideña. Estrenar ropa en esta época es una tradición profundamente arraigada en la cultura hondureña, pero no todos pueden costear los altos precios de las tiendas convencionales.
“Siempre vengo en diciembre porque aquí puedo comprar ropa bonita para mis hijos sin gastar mucho dinero”, comentó Fernanda Martínez, una madre de tres niños. “He encontrado pantalones de marcas reconocidas y vestidos para la cena de Navidad por menos de 150 lempiras”, agregó con una sonrisa.
Detrás de cada prenda colgada en estas tiendas hay una historia de emprendimiento. Muchas de las personas que trabajan en este negocio compran fardos de ropa usada, conocidos como “pacas”, provenientes de Estados Unidos, Canadá o Europa. Estos fardos son clasificados y revendidos en los mercados, generando empleo para miles de hondureños.
Ana Mejía, propietaria de una tienda en Comayagüela dijo que “este negocio me ha ayudado a mantener a mis hijos. Compro los fardos por mayor, los limpio, los plancho y los organizo para vender. En Navidad, las ventas aumentan porque la gente quiere estrenar sin gastar demasiado”.
María José, una joven estudiante universitaria, aseguró que prefiere comprar ropa de segunda mano por razones económicas. “Es una forma de ahorrar dinero, además, encuentro prendas únicas que no veré en ninguna otra persona”, comentó.
A pesar de sus beneficios, la ropa de segunda mano aún enfrenta prejuicios en algunos sectores de la sociedad.
Existe la idea errónea de que estas prendas son de baja calidad o que solo las compran personas en situación de pobreza extrema. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario, la diversidad de clientes que frecuentan estas tiendas refleja que la ropa usada es una opción popular entre personas de diferentes estratos sociales.
Los comerciantes también se esfuerzan por desmitificar estas percepciones.
“Nos aseguramos de que la ropa esté en buen estado y sea atractiva para los clientes. Algunos incluso vienen buscando ropa vintage o de marca a precios accesibles”, explicó Elsa Argueta, vendedora.
Con el incremento de la demanda, el sector de ropa de segunda mano sigue expandiéndose en Honduras. Cada vez más negocios abren sus puertas en diferentes puntos de la ciudad, adaptándose a las necesidades y gustos de los clientes.
Este fenómeno no solo refleja una realidad económica, sino también una evolución en las preferencias de consumo.