Tegucigalpa, Honduras.- La vida de Cándida Evangelina Aguilar cambió drásticamente al recibir la noticia de que padecía cáncer de matriz, y todo empeoró al ser despedida tras años de trabajo como tramitadora en un bufete de la capital de Honduras. La revelación de la enfermedad fue un duro golpe emocional para ella.
Después de someterse a quimioterapias en el Hospital San Felipe, la situación se complicó aún más, ya que el acceso a los exámenes necesarios para monitorear su salud ha sido limitado. La máquina para realizar los estudios no está disponible, y la espera para recibir la atención adecuada es desesperante.
El informe histopatológico, que es el estudio de las células y el tejido enfermo bajo un microscopio, indicó que la paciente presenta sangrado transvaginal, cérvix deformado y, en la tomografía, un útero inflamado. A pesar de estos daños, doña Cándida ha tenido que pausar su tratamiento por la falta de exámenes y las dificultades económicas que atraviesa.
Sin apoyo económico
Esta sexagenaria no cuenta con más ayuda que la de su hermano y algunas amistades. A pesar de sus dolencias, se ve obligada a realizar actividades para costear su tratamiento.
La mujer de 62 años organiza rifas, sorteos y otras actividades con el objetivo de recaudar los fondos suficientes para cubrir sus gastos de salud y las necesidades básicas de su vida diaria.
Por lo tanto, esta capitalina pide a los lectores ayuda para continuar su tratamiento y disfrutar un poco más de la vida. Hasta el momento, lo que más le urge es una radioterapia, cuyo costo actual es de 30,000 lempiras.
Cándida no tiene pareja ni hijos que puedan ayudarla en esta situación. Su última quimioterapia fue el 10 de julio de 2024, pero la crisis económica que atraviesa le impide continuar con su tratamiento.
Este caso refleja las debilidades del sistema de salud, especialmente en el trato a personas que padecen enfermedades como el cáncer, así como la situación de los ancianos desamparados por la sociedad. “Agárrense de Dios, Él siempre está con uno y es el único que puede ayudar en esta situación”, expresó Cándida.
El espíritu de lucha de la señora es un ejemplo de vida y un llamado de atención a las autoridades y organizaciones para facilitar el acceso a los tratamientos. Mientras tanto, esta guerrera sigue trabajando incansablemente para asegurar su bienestar.
Para quienes deseen ayudar, pueden llamar al teléfono 9610-8831 o hacer su depósito en la cuenta número 2143-4024-7889 del Banco de Occidente
