TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “No hay mejor recompensa que ver a un hijo triunfar, por eso me esfuerzo para que Miguel (hijo) tenga todo lo que le piden en el colegio”, dijo María Gonzales mientras cargaba con esfuerzo una paila de tortillas en su costado derecho.
“La vida es dura, pero aunque sea el último aliento daré para que mi cipote se convierta en un gran profesional”, continuó diciendo la progenitora, que con un brillo especial en sus ojos manifestó su alegría por el joven, quien está apunto de recibir su título de secundaria.
Así como doña María hay cientos de padres de familia que tienen un empleo informal y con lo poco que ganan sustentan las necesidades académicas de sus hijos, pese a que en Honduras la educación debe ser un derecho.
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Pago de fotocopias, transporte, alimentación, uniformes, compra de libros y aportaciones mensuales para lograr mantener personal de limpieza y un vigilante en los centros educativos son algunos de los gastos que deben asumir los progenitores.
Julissa Vázquez, madre de familia del Instituto España Jesús Milla Selva, manifestó que “con lo poco que mi esposo obtiene (de su trabajo) traemos a nuestra hija al colegio. Uno para sacar una copia debe rebuscarse, porque la situación económica está difícil”.
El aporte de los padres de familia en varios centros educativos representa más de un 30% de los gastos totales que se requieren cada mes para que el centro educativo se mantenga funcional, ya que realizan actividades económicas con el fin de que sus hijos puedan recibir sus clases en las mejores condiciones.
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Andrés Martínez, presidente de la Asociación Hondureña de Padres de Familia (Ahpafa), señaló que “los padres están encargados de la gestión y ejecución de cada proyecto de infraestructura de cada centro educativo”.
Indicó que el abandono de las escuelas no es algo reciente, sino una práctica que se trae desde gobiernos anteriores y que “este no es la excepción, porque desde el comienzo se habló de que se iban a reparar más de 1,500 centros educativos en los primeros seis meses”
.Por su parte, Joel Navarrete, representante de la Federación de Organizaciones Magisteriales de Honduras (FOMH), expresó que “hay escuelas que tienen necesidades y quienes tienen que suplirlas son los padres de familia, que muchas veces mantienen una institución pública”.
Agregó que “Educación debe invertir en la merienda escolar, no en los ‘chalecos azules’, porque no tiene prioridad; hay que invertir en cosas prioritarias del sistema educativo”.
EL HERALDO contactó a las autoridades de la Secretaría de Educación para conocer su postura sobre el tema, pero no obtuvo respuesta.
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