TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La creciente demanda de atención médica por parte de los pacientes está generando una notable preocupación en el sistema sanitario local.
Esto porque los Centros Integrales de Salud (CIS), que solían recibir entre 200 y 400 pacientes por día, ahora tienen que revisar a 100 o 200 personas más en las mismas jornadas.
El incremento en las atenciones también ejerce presión sobre la calidad médica y el uso de recursos debido a que una mayor población necesita ser vista y el consumo de los recursos es superior a lo brindado por los almacenes de Salud.
“Cuando vienen otros pacientes que no pertenecen a nuestro centro, pueden ocasionar cierto racionamiento de medicamento. Por ejemplo, aquellos a quienes antes les dábamos dos ahora, les doy solo uno, lo que les dura menos, pero aun así se cubre la demanda de ambos”, explicó el titular de un CIS, quien omitió su nombre.
Varios establecimientos están tomando medidas para adaptarse a la problemática y algunas de estas acciones incluyen la programación de citas médicas para días posteriores, la realización de exámenes fuera de los centros y compra de medicinas en farmacias privadas, pero en algunos hay una demora de atenciones.
¿Qué sucede cuando una persona no es atendida para la fecha programada?, según opiniones de los expertos en salud, el paciente puede descompensarse y presentar una enfermedad más desarrollada que al principio.
Carlos Umaña, médico y diputado del PSH, explicó que “la afectación más grande es la descompensación del paciente, es como si tuviera una cita con un especialista, le toman los exámenes y luego se posterga la cita, esos exámenes ya no tendrán validez y podrán estar alterados”.
Otra ejemplificación brindada por el experto fue que “puede ser que usted ande con la presión elevada y solo a través de la consulta puede darse cuenta y ocupe el medicamento, pero al postergarse la cita sus órganos andan sufriendo”.
Un caso similar a lo mencionado por Umaña es el de María Navarro, una capitalina de 40 años que desde hace una semana le pidieron hacerle unos exámenes a su hija, de 10 años, pero por la falta de dinero, y reactivos en el CIS, no logró hacerlos.
“Mi necesidad es grande y por eso vengo a un centro de salud, porque ocupo una atención urgente, tengo a mi niña que anda con dolor de vientre y me dijeron ‘hágale un examen’, pero no entiendo el por qué ellos no me lo hicieron”, denunció Navarro.
Argumentó que “no es la primera ni la última vez” que le ocurre esto, porque también fue al Hospital Escuela, pero allá la fila y tiempo para lograr ser atendido es mayor.
Otras causas
Actualmente, las relaciones “políticas” entre los colectivos de Libertad y Refundación (Libre) y las autoridades de Salud no parece ser la mejor porque hasta cierres de establecimientos hay registrados.
La primera manifestación por parte del colectivo se suscitó a principios de marzo, es decir, más de cuatro meses, donde lograron cerrar al menos cinco centros de salud por más de 17 días afectando una población de 12,000 pacientes. Todo exigiendo 80 plazas de trabajo y mejores acuerdos para sus gentes.
Las autoridades de la RMS aún no se han pronunciado, solo lo hicieron cuando le pidieron ayuda al Colegio Médico de Honduras (CMH) para exponer su día a día con respecto a las amenazas de los colectivos de Libre. EL HERALDO llamó, pero no hubo respuesta.
Luego, este mismo grupo tomó la decisión de inhabilitar el paso del personal a las oficinas de la Región Metropolitana de Salud (RMS), la entidad que controla los 64 CIS de la capital, desde junio y hasta hoy siguen sin llegar a consensos.
Pero, ¿en qué afectaron estas manifestaciones de Libre?, pues según relatos de cada director de cada centro de salud, esta protesta “atrasó la entrega de medicamentos y que los programas sanitarios en cada barrio y colonia”.
“Hablar es malo, pero exponernos nosotros es peor, lo único que deseo evitar es que vengan a cerrarme el centro. Hay que ser conscientes compañeros que no todo se logra a la fuerza, pero si esperan es posible que les resuelvan”, indicó el director de un CIS.