TEGUCIGALPA,HONDURAS.-El prolongado “veranillo” -que estimuló severos racionamientos de agua en la capital- obliga a los capitalinos a valerse de cualquier estrategia para garantizar agua en sus hogares.
Las personas, en su afán de abastecerse con el vital líquido, han comenzado a equiparse casi de emergencia con recipientes de todo tipo.
La necesidad de acumular todo el líquido que se pueda ha provocado un repunte en el comercio de barriles metálicos y de plástico.
Juan Carlos García, un vendedor con tres décadas en el negocio, no miraba tanta necesidad y desesperación en las personas por adquirir un tonel desde hace 20 años.
“No vendía tantos barriles desde el huracán Mitch, las ventas están buenas”, expresó ante El HERALDO el comerciante.
La penuria que viven los capitalinos es real y García sabe que no es su culpa. Con décadas en el negocio, ahora solo juega la moneda que el destino le ofrece y se dedica con esmero a ofrecer depósitos de diferente tamaños y precios a sus clientes.
Vehículos tripulados por personas de diferentes estratificaciones se aparcan frente a su negocio a una orilla del bulevar Fuerzas Armadas, el mercader los atiende y aclara sus dudas al detallar los precios.
“Mire, tenemos el tonel de metal de lámina delgada a L 250 y el de mejor material a 350, si lo quiere de plástico también el precio varía, abiertos le valen L 850 y 1,100 con tapadera”, reveló.
Precaria distribución
En muchos lugares del Distrito Central hay que esperar hasta una semana para recibir, con suerte y por un par de horas, el vital líquido.
Asimismo, los bajos niveles de agua en las represas más el vetusto sistema de distribución, por el cual se desperdicia un 30% del líquido que sale de las plantas potabilizadoras, lleva hasta los hogares capitalinos agua “achocolatada”.
Entre los residentes de colonias que han recibido agua con tono café se encuentran los vecinos de la Flor del Campo número 2.
“Esta última vez que nos vino el agua comenzó a salir con lodo”, denunció un vecino.
El SANAA mantendrá hasta el 15 de septiembre el calendario de distribución del líquido, cada cinco y siete días de por medio.