TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Su mirada triste y perdida ha desaparecido. Ahora en su rostro se dibuja una sonrisa llena de esperanza y gratitud.
La vida de Óscar Gutiérrez, de 67 años, el hondureño que ha vivido los últimos tres años en una cueva del anillo periférico, está por cambiar.
Ha pasado un día más de pruebas médicas que le garanticen un espacio cálido y seguro en una casa hogar de la capital. Debido a un problema cognitivo, don Óscar no está en la facultad de vivir solo, pues requiere atención médica, medicamentos y alimentos.
Ayer asistió puntualmente a las 7:00 AM al centro de salud Alonso Suazo para realizarse una prueba de tuberculosis.
Durante el proceso, el personal de la Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social (Sedis), encargados de trasladar a don Óscar, escuchaban con alegría las anécdotas de vida que les platicaba. Sus historias se escuchaban en los pasillos del centro médico y más de un paciente lo reconoció. “¡Es el hombre que vive en una cueva!”...
Día de compras
Luego de unas horas bajo pruebas de laboratorio, le esperaba una sorpresa. También era día de compras previo a cambiar su imagen y darle la bienvenida a su nueva vida.
Don Óscar recorrió unas tiendas en busca de camisa, pantalón, ropa interior y calzado. Siendo un experto zapatero eligió un buen par de tenis para su comodidad.
Entre prueba y prueba recordó sus años de juventud cuando trabajó en una zapatería de la colonia Kennedy.
Hoy, el hondureño espera los resultados de sus exámenes médicos y podría decirle adiós a la cueva para habitar en el Centro de Día y Reposo del Adulto Mayor (Ceder).