Para que tenga una idea, le cuento que ni siquiera quería entrar al serpentario que posee el zoológico Rosy Walther, pero recordé que el miedo es un lugar en el que no debemos quedarnos a vivir… Así que me armé de valor e ingresé para conocer a la serpiente más larga del recinto.
Evidentemente no tiene nombre, pero es una zumbadora negra que tiene más de 14 años de permanencia en este lugar.
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Antes de seguir escribiendo de ella, debo aclarar que no es venenosa. ¡Uff! Esta serpiente puede alcanzar los 2.30 metros de largo y se caracteriza por su tonalidad negra en la parte dorsal y blanca en la parte del vientre.
Es un reptil de gran importancia por alimentarse de serpientes venenosas como la barba amarilla y tamagás verde. También se alimenta de ratones y pollos.
Los cuidados que recibe son básicos: mantener su espacio limpio y lavarla de vez en cuando, si es necesario.
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En caso de tener alguna lesión, debe tratarse con crema y antibiótico. Los expertos en este tema aseguran que no hay que olvidar sacarla al sol todos los lunes. Entonces le pregunto, si usted se encontrara una serpiente, ¿qué haría?
Ahora, permítame ponerme un poco melancólica, hoy llegamos al final de este cautivador y mágico recorrido por el Rosy Walther... Así que aprovecho para agradecerle a usted, querido y fiel lector, el haberme acompañado en este trayecto de casi dos meses. Le invito a revivir cada una de estas historias en las plataformas digitales de EL HERALDO.
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