SÍDNEY, AUSTRALIA.- El pánico que provocó
hallar una aguja dentro de una fresa en Australia permitió una exhaustiva investigación que llevó hasta
My Ut Trihn, una mujer de 50 años que estaría detrás de la idea de esconder alfileres en las frutas.
Según los datos revelados por la policía australiana, la fémina, que había trabajado como supervisora en una granja de fresas en el norte de Brisbane, capital de Queensland, fue arrestada por ser la principal sospechosa de sabotaje.
Las razones son las que más causan indignación: Trinh presuntamente quiso causar daños financiero a la granja en la que había trabajado, según publicó el Fairfax Media, citando documentos judiciales.
“La hipótesis es que el motivo fue algún tipo de rencor o venganza” señala el artículo.
La pena máxima por contaminar alimentos en Australia fue elevada recientemente a 15 años.
Trinh se enfrenta a siete cargos y todavía no ha dicho si defenderá su inocencia.
Los primeros hallazgos de alfileres en fresas ocurrieron en Queensland, donde un hombre fue llevado al hospital por dolores estomacales tras haber comido fresas.
Granjeros australianos tuvieron que desechar toneladas de frutas y los supermercados incluso las retiraron de sus estantes.
Según los datos revelados por la policía australiana, la fémina, que había trabajado como supervisora en una granja de fresas en el norte de Brisbane, capital de Queensland, fue arrestada por ser la principal sospechosa de sabotaje.
Las razones son las que más causan indignación: Trinh presuntamente quiso causar daños financiero a la granja en la que había trabajado, según publicó el Fairfax Media, citando documentos judiciales.
“La hipótesis es que el motivo fue algún tipo de rencor o venganza” señala el artículo.
La pena máxima por contaminar alimentos en Australia fue elevada recientemente a 15 años.
Trinh se enfrenta a siete cargos y todavía no ha dicho si defenderá su inocencia.
Los primeros hallazgos de alfileres en fresas ocurrieron en Queensland, donde un hombre fue llevado al hospital por dolores estomacales tras haber comido fresas.
Granjeros australianos tuvieron que desechar toneladas de frutas y los supermercados incluso las retiraron de sus estantes.