TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Desde que comenzó la cuarentena no hablo con mi esposa
-¿Discutieron?
-No, lo que pasa es que me tiene prohibido interrumpirla.
—Doctor, tengo un hipo muy fuerte desde hace dos días.
—No es hipo, es Covid-19.
–¡No! Eso es mentira.
—Pero se le quitó el hipo, ¿verdad?
-Sabes mi amor que cuando la pandemia pase, todos estaremos juntos... en la Central de Riesgos.
¿Me pregunto si será muy pronto para poner el árbol de Navidad? Es que ya no sé qué hacer.
Acaban de extender la cuarentena hasta 25 libras más...
El perro me mira como diciendo: viste que estando encerrado te dan ganas de romper todo.
Estoy tanto tiempo en mi casa y sin trabajar que tengo miedo de volverme político.
Antes no me dejaba salir mi ex y ahora no me deja salir el gobierno, ni para soltero sirvo.
Yo me pregunto: ¿qué hago con la agenda 2020 que me compré?
Ahora que todo el mundo sabe lavarse las manos, pasemos al siguiente paso: el sobaco.
En mi casa todos los caminos conducen al refrigerador.
Este virus es terrible, me está achicando toda mi ropa.
Y decían que enero era largo. Hoy parece 40 de mayo.
Ayer empecé los ejercicios en casa, hoy falté porque todavía no me han dado los horarios.
No sé si venceremos al coronavirus, pero si todos aplaudimos mucho a los médicos tal vez matemos suficientes mosquitos como para vencer al dengue.
Cuando todo esto pase, el cuerpo humano va a estar compuesto de un 70 por ciento de grasa y un 30 por ciento de alcohol en gel.
Mi familia se enoja porque me levanto a las doce del mediodía. Uuuy, no se me vaya a hacer tarde para hacerme pendejo.
Primero fue difícil aceptar #QuédateEnTuCasa. Ahora viene algo más difícil: #QuédateEnTuTalla.
Después de esta cuarentena me pueden invitar a las reuniones de Avon que yo voy, se los aseguro.
Según los libros de historia, en la Edad Media el final de la peste se festejaba con una orgía, ¿alguien sabe si hay algo previsto?
Hoy discutí conmigo mismo. No me hablo.
Hay que tratar de mantener el equilibrio emocional en la cuarentena, les comenté ayer a la esponja y al jabón.
Qué pesadilla más mala tuve anoche. Soñé que volvían a abrir los bares y la gente entraba por orden alfabético. Yo era Zinedine Zidane.