Tegucigalpa
En medio de la agobiante oferta y demanda del sector automovilístico, cada vez más usuarios se enfrentan al dilema del siglo: ¿Qué es mejor, un vehículo de tracción delantera, trasera (propulsión) o total (integral)?
De acuerdo con el experto consultado por Superguía Motores, Pablo Vásquez, supervisor de taller Dimasa Ford, la elección del sistema de tracción recaerá directamente en el tipo de terreno y conducción orientada al conductor para una mayor estabilidad y control del vehículo al realizar un cambio brusco en la dirección.
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En contexto, la tracción es la fricción que se produce en los neumáticos al hacer contacto con el pavimento. La potencia del motor se transmite a las ruedas delanteras o traseras por medio de los ejes provocando el movimiento del automotor. A continuación le detallamos las ventajas e inconvenientes de los diferentes tipos de tracción.
Tracción delantera
Pese a que su desarrollo data de 1898, se enlista entre los habituales de la industria automotriz y la que menos dificultades provoca a la hora de hacerse con el control del auto. Al tener inexperiencia al volante, la tracción delantera facilita el dominio de la dirección y en condiciones adversas le otorga una mayor sensación de control en comparación a la propulsión trasera. Como inconvenientes, esta tracción hace trabajar más a los neumáticos delanteros, sobre los que actúan tanto la tracción como la dirección.
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Tracción trasera
Permite repartir el peso de una manera más equilibrada entre los dos ejes, proporciona una conducción más dinámica y ágil. Como mayor desventaja, al perder la tracción en condiciones adversas, es mucho más difícil recuperar el control del carro. También reduce el espacio dedicado a los pasajeros, ya que el tren de transmisión necesario en estos autos resta espacio en su interior, aumenta el peso y cuando el vehículo va sin carga se puede producir inestabilidad.
Tracción total
Permite un agarre total al enviar la transmisión del motor a las cuatro ruedas, logrando un mayor control de este en superficies deslizantes, lo que aporta seguridad a la conducción. Como punto negativo, además del desgaste en el diferencial, este tipo de propulsión supone un incremento de peso (generalmente entre 60 y 100 kg), provocando que la entrada en curva sea un poco más lenta debido a la mayor inercia.
