TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Una de la peores pesadillas que podemos pasar como conductores es que un neumático se reviente en medio de nuestro trayecto. Sin embargo, es una situación que por difícil que parezca tenemos que estar preparados como conductores, ya que tarde o temprano nos podría pasar.
Cuando la llanta que se revienta es trasera, seguro lo vas a sentir inmediatamente en el golpe, algo así como si tu asiento se sumiera. En primer lugar, conserva la calma y no frenes muy enérgicamente, pues el auto podría volcarse.
Una vez que tengas el control, deberás frenar despacio, bombeando el freno de forma pausada pero no hasta el fondo, de ser posible ubícate al centro de la carretera para tener espacio de maniobra en caso de sobreviraje y esperar a que poco a poco el auto se detenga.
En caso de llevar mucha velocidad te puedes ir pegando al muro de contención para que la fricción de este pueda ayudar a que tu vehículo baje la velocidad.
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Cuando llega a ser más complicado es cuando la llanta que estalla es una de las delanteras, pues eso implica una variación inmediata en la dirección, por lo que además de mantener la calma deberás tomar el volante de manera firme para evitar perder el control y mantener el rumbo lo mejor posible.
Es necesario que, en la medida de lo posible, te puedas ir orillando al costado del camino para que no estorbes ni generes otro accidente.
Una vez que te encuentres totalmente detenido, es bien visto que avises al resto de los conductores que te encuentras en una situación de emergencia, te puedes auxiliar de las luces intermitentes. De igual forma puedes aprovechar para cambiar la rueda dañada por la de repuesto.
ENTÉRATE
Al manejar a alta velocidad ten en cuenta: Entre los 40 y los 80 kilómetros por hora es difícil que un neumático estalle, salvo que la cinta de rodamiento se encuentre en pésimo estado o la llenen con demasiado aire, aún así, hay que tomar acciones inmediatas como no perder la calma, frenar poco a poco y mantener firme el volante.
PREVENCIÓN
Para que lo sepas: Los motivos que pueden desencadenar una brusca pérdida de aire en las llantas suelen ser siempre externos y, en su mayor parte, debido a un mantenimiento deficiente.
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La gran mayoría de los reventones se producen por rodar con neumáticos con la presión demasiado baja. Ya sea por desidia o por desconocimiento, muchos conductores olvidan revisar la presión de las ruedas.