TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Plantearse qué situaciones podrían derivar de un carro mal estacionado en la vía pública, el poco o nulo uso del sistema de luces o la falta de cortesía para ceder el paso es propio de un conductor empático y responsable.
Sin embargo, la falta de educación vial evidencia, día con día, que, para muchos, desplazarse frente al volante les facilita olvidarse de algo tan importante como la capacidad de ponerse en el lugar del otro, ignorando las consecuencias, más allá de las multas.
Parece que viajar resguardados por el habitáculo los volviera impermeables ante las circunstancias y emociones ajenas, una realidad bastante preocupante, teniendo en cuenta que se está manejando una herramienta (el vehículo) que puede volverse peligrosa o, como mínimo, obstaculizante si no se le da un correcto uso.
Ahora bien, en un contexto de excesiva convivencia social como el del tráfico, donde confluyen multitud de acciones derivadas del conjunto de sus usuarios (conductores, motociclistas, ciclistas y peatones), la empatía desempeña un papel fundamental para prevenir todo tipo de conflictos viales.
Básicamente, contribuye al fomento de una conducción más fluida, ayuda a anticiparse a los movimientos del resto de usuarios y facilita una gestión más eficiente de las situaciones viales a nivel general.
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Basta con observar un poco alrededor para darse cuenta de las faltas de empatía al volante que se contemplan y, en ocasiones, se protagonizan de manera cotidiana.
Corrige malos hábitos: Situaciones comunes en las que puedes actuar
- Un ejemplo perfecto de falta de empatía al volante es el aparcamiento en doble fila. Nadie parece consciente del perjuicio que provoca mientras detiene el carro en medio de una diligencia, pero esos “solo cinco minutos” se perciben como una eterna pérdida de tiempo.
- La lamentable costumbre de estacionarse en espacios designados para personas con discapacidad, embarazadas o adultos mayores denota carencia de valores. Y muchas veces ni siquiera se trata de que el lugar esté lleno, sino de no querer caminar un poco más.
- Cualquiera que se haya visto encajonado en una situación de tráfico a vuelta de rueda estará de acuerdo en lo molesto que resulta avanzar un poco e identificar que el vehículo de al lado está esperando el momento oportuno para introducirse de manera abrupta.
- Como consecuencia con el punto anterior, si tú eres quien se desplaza en el carril externo y eres consciente de que hay otro vehículo queriendo ingresar (haciendo uso del sistema de luces), no cometas el error de negarle el acceso.
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- Un conductor sin empatía también es el que pasa por alto los pasos de cebra, restándole importancia al derecho de transitar del peatón.