Tegucigalpa, Honduras
Una correcta alimentación podría ser el motor que potencie el desarrollo físico y mental de su hijo. La importancia de proporcionarle bebidas y comidas saludables marca una enorme diferencia en su calidad de vida.
La doctora Ana Cristina Gutiérrez explicó que una mala nutrición puede traer como consecuencia huesos débiles, falta de masa muscular, crecimiento bajo, dificultades de aprendizaje, caries dentales, diabetes temprana, colesterol alto y problemas de sobrepeso, además de conflictos de autoestima.
Sobre las bebidas
La nutricionista costarricense hizo énfasis en que los niños deben hidratarse con bebidas sin cafeína y sin azúcar en exceso, esto quiere decir que las más recomendables son el agua y los frescos naturales hechos en casa.
“Si desde pequeños comenzamos a darles refrescos muy azucarados, como los populares jugos de cajita, el paladar de ellos se va a entrenar para este tipo de bebidas, y otras tan vitales como el agua les sabrán insípidas”, comentó la especialista.
Gutiérrez también indicó que es muy importante que consuman leche natural para su óptimo crecimiento, si el niño muestra alguna intolerancia, esta puede ser reemplazada por alguna otra fuente como soya o almendras. Asimismo, las gaseosas se deben evitar en la medida de lo posible, no solo por el azúcar que contienen, sino que al ser carbonatadas pueden descalcificar los huesos al inhibir la absorción de calcio.
Acerca de los alimentos
En cuanto a las comidas, lo más importante es brindarle a los pequeños una gama más amplia de alimentos, grupo por grupo. “Hay que tratar de que consuman granos integrales. Una buena digestión es importante para ellos y este tipo de productos son ricos en minerales, de ahí deriva la importancia de darles frijoles, garbanzos, lentejas y arroz integral”, compartió la nutricionista.
La doctora recalcó el valor de no enviar a los pequeños a la escuela con galletas rellenas de dulce como merienda y aconsejó reemplazarlas por otras de soda, simples o con más fibra, que tengan entre 90 y 95 calorías el paquetito y que a la vez aporten algún beneficio.
Frutas y verduras
Es imprescindible el consumo diario de frutas y verduras, pese a que el niño muestre rechazo hacia estas. Hay que incorporarlas en su dieta al menos en porciones pequeñas, mezclándolas o disfrazándolos junto a otros productos saludables que sí les agraden.
“Las verduras generalmente no les gustan de manera sola, pero pueden combinárseles en batidos con fruta, colocarlas en trozos pequeños, rayadas, preparar alguna salsa de tomate natural para que acompañen alguna comida que les guste, hay formas”, expresó Gutiérrez.
Una vez encontrada la manera de comer vegetales que les agraden, es esencial no dárselos siempre de la misma forma. “Es posible variarles la textura, el color, buscar moldes y ser creativos como padres para que el niño vea en su lonchera todos los días algo diferente y así comer para él será algo divertido y no una obligación”, agregó la experta.
Una correcta alimentación podría ser el motor que potencie el desarrollo físico y mental de su hijo. La importancia de proporcionarle bebidas y comidas saludables marca una enorme diferencia en su calidad de vida.
La doctora Ana Cristina Gutiérrez explicó que una mala nutrición puede traer como consecuencia huesos débiles, falta de masa muscular, crecimiento bajo, dificultades de aprendizaje, caries dentales, diabetes temprana, colesterol alto y problemas de sobrepeso, además de conflictos de autoestima.
Sobre las bebidas
La nutricionista costarricense hizo énfasis en que los niños deben hidratarse con bebidas sin cafeína y sin azúcar en exceso, esto quiere decir que las más recomendables son el agua y los frescos naturales hechos en casa.
“Si desde pequeños comenzamos a darles refrescos muy azucarados, como los populares jugos de cajita, el paladar de ellos se va a entrenar para este tipo de bebidas, y otras tan vitales como el agua les sabrán insípidas”, comentó la especialista.
Gutiérrez también indicó que es muy importante que consuman leche natural para su óptimo crecimiento, si el niño muestra alguna intolerancia, esta puede ser reemplazada por alguna otra fuente como soya o almendras. Asimismo, las gaseosas se deben evitar en la medida de lo posible, no solo por el azúcar que contienen, sino que al ser carbonatadas pueden descalcificar los huesos al inhibir la absorción de calcio.
Acerca de los alimentos
En cuanto a las comidas, lo más importante es brindarle a los pequeños una gama más amplia de alimentos, grupo por grupo. “Hay que tratar de que consuman granos integrales. Una buena digestión es importante para ellos y este tipo de productos son ricos en minerales, de ahí deriva la importancia de darles frijoles, garbanzos, lentejas y arroz integral”, compartió la nutricionista.
La doctora recalcó el valor de no enviar a los pequeños a la escuela con galletas rellenas de dulce como merienda y aconsejó reemplazarlas por otras de soda, simples o con más fibra, que tengan entre 90 y 95 calorías el paquetito y que a la vez aporten algún beneficio.
Frutas y verduras
Es imprescindible el consumo diario de frutas y verduras, pese a que el niño muestre rechazo hacia estas. Hay que incorporarlas en su dieta al menos en porciones pequeñas, mezclándolas o disfrazándolos junto a otros productos saludables que sí les agraden.
“Las verduras generalmente no les gustan de manera sola, pero pueden combinárseles en batidos con fruta, colocarlas en trozos pequeños, rayadas, preparar alguna salsa de tomate natural para que acompañen alguna comida que les guste, hay formas”, expresó Gutiérrez.
Una vez encontrada la manera de comer vegetales que les agraden, es esencial no dárselos siempre de la misma forma. “Es posible variarles la textura, el color, buscar moldes y ser creativos como padres para que el niño vea en su lonchera todos los días algo diferente y así comer para él será algo divertido y no una obligación”, agregó la experta.