Castigo físico en la infancia: ¿es recomendable? Lo que dicen los expertos

Psicólogos advierten que aunque el castigo físico es algo que por generaciones se ha practicado para intentar corregir un mal comportamiento o como consecuencia de un error de los hijos, no significa que sea beneficioso

  • 18 de febrero de 2025 a las 13:13
Castigo físico en la infancia: ¿es recomendable? Lo que dicen los expertos

Tegucigalpa, Honduras.- Durante generaciones, los padres han debatido si los castigos físicos, como las nalgadas o dar fajazos, son una forma efectiva de disciplina o una práctica perjudicial. Algunos creen que ayudan a enseñar respeto y obediencia, mientras que otros sostienen que generan miedo y agresión. Con los avances en la psicología infantil, los expertos han logrado comprender mejor los efectos a largo plazo de esta práctica.

La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) desaconseja el uso del castigo físico. En una declaración publicada en 2018, la AAP explica que las nalgadas pueden aumentar la agresividad en los niños en lugar de enseñarles disciplina.

El Dr. Robert Sege, uno de los autores principales de este informe, señala que “las nalgadas enseñan a los niños que la agresión es una forma aceptable de resolver conflictos”. ¿Es eso lo que usted desea transmitir a sus hijos?

En resonancia con lo anterior, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) igualmente advierte que el castigo físico puede tener efectos negativos duraderos en la salud mental infantil.

Estudios han demostrado que los niños que reciben nalgadas, o peor aún, fajazos, tienen mayor riesgo de desarrollar ansiedad, depresión y baja autoestima. En cambio, estrategias de disciplina positiva—como establecer expectativas claras y utilizar tiempos fuera—se han relacionado con mejores resultados emocionales y de comportamiento.

Los psicólogos advierten que aunque el castigo físico es algo que por generaciones se ha practicado para intentar corregir un mal comportamiento o como consecuencia de un error o desobediencia de los hijos, no significa que sea beneficioso. Un error no se corrige con otro error. Dos errores suman negativamente.

A pesar de estas evidencias, algunos padres continúan defendiendo los métodos de disciplina tradicionales, argumentando que un castigo físico moderado, usado con prudencia, puede ser efectivo. Muchos basan su opinión en experiencias personales o en normas culturales arraigadas. No obstante, los expertos advierten que incluso las nalgadas ocasionales pueden tener consecuencias no deseadas, ya que los niños aprenden más del ejemplo de los adultos que de los castigos en sí.

Este tema es especialmente relevante en la cultura latina, donde el castigo físico ha sido históricamente aceptado como parte normal de la crianza. Muchos padres latinos crecieron con la idea de que las nalgadas son necesarias para inculcar respeto y evitar malos comportamientos.

Y es que la normalización del castigo físico en las comunidades latinas está influenciada por patrones generacionales y expectativas sociales. Muchos padres lo continúan aplicando porque consideran que fue efectivo en su propia crianza.

Sin embargo, los expertos advierten que el hecho de que una práctica sea tradicional no significa que sea beneficiosa. Romper el ciclo del castigo físico puede contribuir a un ambiente emocional más saludable, promoviendo el diálogo, la comprensión y el refuerzo positivo en lugar de la obediencia basada en el miedo.

Cortar círculos viciosos es el primer paso para administrar corrección positiva dentro del ámbito familiar. Es más constructiva la disciplina mediante supresión de privilegios y no el golpe físico ni el aislamiento social, pues esto último genera más problemas a futuro.

¿Castigo físico o no?

Entonces, ¿cuál es el proceder recomendable? En lugar de recurrir al castigo físico, los especialistas recomiendan enfoques alternativos, como el refuerzo positivo y la aplicación de consecuencias consistentes.

Por ejemplo, el Dr. Daniel Siegel, psiquiatra infantil, sugiere utilizar momentos específicos, posteriores al error, en los cuales los padres ayudan a los niños a reflexionar sobre sus acciones en lugar de castigarlos de inmediato. Este método fomenta el desarrollo de habilidades para resolver problemas y autorregular sus emociones, preparándolos mejor para enfrentar desafíos en el futuro.

La decisión de disciplinar a los hijos sigue siendo personal, pero la evidencia científica desaconseja el uso del castigo físico.

Los padres que optan por métodos no violentos suelen notar que sus hijos desarrollan una mayor inteligencia emocional y relaciones más saludables. Si bien la obediencia inmediata puede parecer atractiva, es fundamental considerar el impacto a largo plazo de la disciplina.

Hábitos comunes que estarían afectando el bienestar de sus hijos

Nunca olvide que la buena crianza consiste en guiar a los niños para que se conviertan en adultos responsables, amables y emocionalmente equilibrados.

Con tantas alternativas comprobadas, los expertos coinciden en que es posible disciplinar sin recurrir al castigo físico. La verdadera pregunta no es si las nalgadas y los fajazos funcionan, sino si realmente benefician al niño a largo plazo.

La importancia de la prevención en la crianza

“Es mejor una onza de prevención que una tonelada de curación”. Este viejo aforismo entraña una sabiduría que debe imperar en la crianza de los hijos.

Es preferible que de antemano usted aparte tiempo para enseñar a sus hijos las reglas de la casa, las normas morales que desea que sigan en todo lugar y serles claro en lo que usted espera de ellos, siendo específico en el cómo y el cuándo.

Tomando este enfoque preventivo, usted se asegurará de que sus hijos tengan menos opción a desviarse de la senda que usted considera más apropiada, pues ningún niño nace aprendido o educado. Sus hijos son su reflejo.

Lo que opina un experto

Según el psicólogo clínico en Emerzon Castillo: ”Para algunas personas, ha sido un método funcional, pero para quien lo sufre, no. Debemos entender que la violencia genera más violencia y, sobre todo, fortalece una cadena en la que quien la padece probablemente desarrollará miedos, inseguridades y una percepción de la violencia como algo normal. Muchos padres creen que, al ver más calmado a su hijo después del castigo físico, sentirán tranquilidad. Sin embargo, esto solo es una bomba de tiempo, ya que el niño o niña podría replicar esa conducta con alguien más, perpetuando la violencia o aprendiendo que los conflictos se resuelven de manera agresiva. Existen métodos efectivos para mejorar el comportamiento de nuestros hijos sin recurrir a la violencia.”

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Lourdes Alvarado
Lourdes Alvarado
Periodista

Licenciada en Periodismo por la UNAH. Content creator, proofreading, desarrollo en medios digitales, visuales e impresos.

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