TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las mascotas no son un juego, pero sí suelen convertirse en un regalo muy popular. Fechas como estas parecen la ocasión perfecta, según muchos, para otorgarle a seres queridos la custodia de algún nuevo amigo peludo. Aunque esta decisión va mucho más allá.
Si bien es cierto los animales de compañía llegan a dar felicidad, diversión y afecto, antes de considerarlos una opción de intercambio navideño o de año nuevo se debe pensar muy bien en las repercusiones que podría haber tanto para ellos como para quienes los reciban.
Al inicio la mascota es vista como una novedad, pero con el pasar de los días empiezan los compromisos implícitos: vacunas, desparasitaciones, alimentación, mobiliario (cama, juguetes, collar, etc.), esterilización, tiempo para juegos y paseos, entre otros. Todo esto hace que la persona que ha recibido el regalo incurra en gastos y compromisos adicionales.
+Regístrese aquí para seguir disfrutando el periodismo de valor
Además, si el animal no recibe la educación y socialización adecuada desde temprano, podría presentar problemas de comportamiento como destrozos, marcaje inadecuado y agresividad, que incomodarán al nuevo propietario y al resto de la familia.
Todos estos elementos no previstos desencadenan que, lastimosamente, en muchas ocasiones la opción más fácil que encuentran los tutores sea buscarles un hogar alternativo o, en el peor de los casos, abandonar a la que era su mascota; un acto de maltrato y crueldad.
No subestime la realidad de que un alto porcentaje de los perros y gatos que son dados como regalos en Navidad y otras fechas especiales terminan siendo rechazados.
