Esta condición, que en términos generales se traduce como una alteración de los niveles en las hormonas del organismo, es un problema muy frecuente que se manifiesta comúnmente en los adultos y que está asociado tanto a factores genéticos y ambientales así como alimenticios, dando como resultado una variación en los niveles de energía y metabolismo del cuerpo.
“Los trastornos tiroideos básicamente son una afección hormonal, que puede manifestarse de manera elevada como hipertiroidismo o baja como hipotiroidismo, presentando fatiga, intolerancia al frío, depresión y aumento de peso en algunos casos, hasta nerviosismo, debilidad muscular y caída del cabello, en otros, provocados por factores genéticos, ambientales, consumo de alimentos procesados como embutidos y el uso de ciertos medicamentos, entre ellos los anticonceptivos orales e inyectados”, explicó la doctora en medicina general y máster en nutrición, Kenia Robles.
En Honduras, esta condición que, según Robles, está presente en al menos dos hombres por cada ocho mujeres, surge de manera frecuente en edades fértiles entre los 20 a 50 años de vida, manifestando problemas como sobrepeso, aumento en las enfermedades cardiovasculares y, en el peor de los casos, hasta un cáncer, junto a otras enfermedades, en donde la mejor prevención es prestar atención a los exámenes de rutina.
“De no ser tratado, los trastornos tiroideos pueden generar afecciones metabólicas como sobrepeso, obesidad y diabetes, así como síndrome de ovarios poliquísticos, sangrados vaginales irregulares, vulnerabilidad a infecciones vaginales, que afortunadamente puede prevenirse con una dieta saludable, ejercicio y un peso ideal, procurando que los exámenes de la tiroides se hagan como exámenes de rutina”, expresó Robles.
Por otra parte, esta afección, que suele detectarse con mucha dificultad debido a sus similitudes con otras enfermedades, puede ser contrarrestada con una dieta balanceada, junto con un moderado consumo de yodo para una producción de las hormonas tiroideas, misma que se puede encontrar en huevos y algunos vegetales marinos como las algas, pescado y mariscos de agua salada, además de los productos lácteos sin pasteurizar, así como la relevancia de realizar actividades físicas diarias.