TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A veces la tristeza se confunde con depresión y la depresión con tristeza, y de repente hasta entra en juego la melancolía. Pero ¿cómo diferenciarlas entre sí?
Es importante saber que entre todas, solo la depresión es un cuadro clínico que requiere de atención psicológica, reconocerlo, en el caso de que se padezca, no es un paso sencillo, pero sí necesario.
La tristeza
Para definir a cada una, consultamos a la psicóloga clínica Patricia Mackay, quien señala que la tristeza es un estímulo reactivo, “tristeza hacia una eventualidad o estímulo que recibe, por ejemplo: se le rompió su cartera favorita, usted se siente triste, o se murió su perrito que tenía siete años de vivir con usted, lo consideraba miembro de su familia, y se pone triste”.
La experta dice que a pesar de esta tristeza, quien la experimenta es capaz de levantarse e ir trabajar, como todos los días, porque “la tristeza es una emoción que se vive como cualquier otra, y es la respuesta a eventualidades de la vida”.
La melancolía
Por otra parte, la melancolía es “como una característica de personalidad”, dice Mackay, “alguien que es más lacónico, que siente añoranzas, que extraña... pero aún con la melancolía va a trabajar y cumple con su rutina”.
La depresión
Ahora bien, la depresión “es un cuadro clínico compuesto de varios síntomas y signos, y que puede pertenecer a un trastorno dentro de los depresivos o los bipolares”, detalla la psicóloga, y agrega que cuando una persona está depresiva su funcionamiento y adaptación se encuentran disminuidos, afectados y en problemas.
“Por ejemplo, una persona que se siente triste no va a estar en su casa sin ir a trabajar toda una semana, sin bañarse, sin rasurarse, sin comer, esto lo hacen las personas que ya tienen la depresión en significancia clínica”.
La depresión incapacita al ser humano; la melancolía y la tristeza se viven pero no incapacitan.
Los trastornos depresivos
Más de la mitad de los trastornos depresivos “se vienen gestando desde mucho tiempo atrás”, señala la psicóloga, por ende, la recuperación requiere atención, tiempo y paciencia.
Es importante que el paciente pueda tener claro si padece, por ejemplo, una depresión leve también conocida como distimia.
Esta es una depresión persistente que puede presentar episodios de depresión mayor.
O abría que ver si su depresión es parte de los síntomas de la bipolaridad, como la ciclotimia, que es cuando la persona “anda excesivamente alegre o excesivamente triste”.
Incluso hay quienes experimentan a lo largo de su vida la anhedonia, que es cuando no se siente placer por nada, no disfrutan ni de las grandes ni de las pequeñas cosas de la vida.
Para determinarlo es preciso que busque ayuda profesional y se encamine hacia una recuperación y una mejor calidad de vida.
La depresión se trata y se supera, pero primero es importante reconocer que la padece, buscar ayuda y comprometerse con el proceso.
“Cuando decimos que un episodio depresivo está en remisión total, es que nunca más volvimos a experimentarlo, la crisis de su trastorno no la volvimos a ver. Y una remisión parcial es cuando ha estado mucho tiempo sin él, pero ahora ha tenido un evento de estrés muy fuerte, una pérdida, y ha vuelto a tener un episodio depresivo”, aclara la experta.