TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Como padres, tomar la decisión de si matricular o no a su hijo en el kínder puede tornarse preocupante.
Pese a que no existe un manual que explique cuándo un niño está listo para comenzar esta etapa, Kenia Hernández, docente de preescolar, enlista ciertas características a considerar previo a dar inicio al camino académico.
Por ejemplo: el control del esfínter -en otras palabras, que haya dejado el pañal-, que el niño sepa ir al baño solo, un vocabulario en el que fluyan palabras conversacionales básicas para mantener una comunicación con su maestro y compañeros; y la más importante -y difícil- es que tengan un poco de independencia.
Al principio puede ser duro, pero soltar a su hijo para que vaya al kínder le brindará múltiples beneficios para su desarrollo óptimo, entre ellos:
La socialización, que en casa puede estar limitada si los padres trabajan o si el pequeño no comparte con otros niños de su edad para afianzar ciertas conductas y emociones.
Además, aprovechan la independencia que adquirirán al alejarse de las limitaciones de casa a las que los padres los suelen someter en la mayoría de los casos.
En el kínder también aprenderán a cuidar de sus objetos personales, alimentarse solos y desarrollar actividades manuales.
¿No quieren ir al kinder?
Recuerde que, en la mayoría de los casos, los niños están renuentes a ir al kínder.
Levantarse temprano, estar con personas nuevas y no ver a sus padres cerca encabezan sus preocupaciones. “Se maneja un lapso de 15 días al que llamamos período de adaptación y ayudamos a que el niño no piense tanto en sus padres”, agrega la experta
El primer eslabón académico de su hijo
Si está en la indecisión de si inscribir a su hijo en el kínder valdrá la pena, recabamos algunos de los logros de desarrollo más importantes, no sin antes mencionar que si usted no confía en su hijo, él tampoco lo hará, por lo que generar esta inseguridad es incorrecto.
En primer lugar, su hijo aprenderá a hacer nuevos amigos, turnarse, comunicarse, compartir, tener empatía con sus compañeros, conocerá los límites, el valor propio y el de los demás.
Sin dejar de lado que potenciará sus habilidades sensoriales al utilizar la vista, audición y tacto para explorar las actividades que se le encomiendan en el jardín de niños.
También puede mejorar su personalidad a partir de la tolerancia. Los niños empiezan a comprender que todos son diferentes y al ser expuestos con otros iniciarán a limitar conductas agresivas.
Se tiene la idea errónea de que el kínder sólo es para jugar, pero se desarrollan destrezas matemáticas y de alfabetización. Los niños agudizan conceptos y aprenden otros nuevos.
