SAN FRANCISCO, ESTADOS UNIDOS.- Los
productores de smartphones han estado buscando un avance que reanime al mercado, el cual ha estado estancado por la falta de innovación. Ahora hay un posible catalizador en el horizonte.
Samsung y varios rivales se preparan para sacar nuevos dispositivos rediseñados con pantallas flexibles que puedan doblarse a la mitad sin romperse. Esta hazaña haría que los dispositivos sean más versátiles para trabajo y diversión, al aumentar el espacio de la pantalla al tamaño de una minitableta que se pueda doblar como una cartera y quedar del tamaño de un teléfono regular.
“Todos se han hecho la misma pregunta: ¿Qué sigue? ¿Ya no queda nada más para un smartphone?”, dijo Bill Liu, director general de Royole Corp, una pequeña compañía de Silicon Valley que develó el teléfono con pantalla plegable la semana pasada en China, en donde saldrá a la venta el próximo mes.
El concepto de teléfonos con pantallas flexibles está por recibir mucha más exposición ahora que parece que Samsung finalmente está listo para lanzar uno. Samsung primero anunció sus planes de construir una pantalla plegable hace cinco años, un indicio de lo complicado que es hacer una pantalla plegable que también sea resistente.
Sin embargo, no fue hasta el miércoles que Samsung finalmente dejó entrever en lo que ha estado trabajando.
“Hemos estado viviendo en un mundo en donde el tamaño de la pantalla sólo podía ser tan grande como el mismo dispositivo”, dijo Justin Denison, vicepresidente de marketing de producto móvil en Samsung. “Acabamos de entrar a una nueva dimensión”.
Salvo por un breve vistazo al dispositivo que sostenía en una mano, Denison proporcionó poca información sobre el teléfono. Samsung dijo que estará listo para salir al mercado en algún momento del año que entra.
Ni siquiera es claro si los teléfonos plegables llamarán la atención de las masas, sobre todo cuando se prevé que los dispositivos flexibles cuesten más de 1,000 dólares. Royole, por ejemplo, tiene la expectativa de vender su teléfono con pantalla flexible, el FlexPai, en entre 1.300 y 1.500 dólares cuando salga a la venta en Estados Unidos, algo que no pasará antes del año que entra.
Samsung y varios rivales se preparan para sacar nuevos dispositivos rediseñados con pantallas flexibles que puedan doblarse a la mitad sin romperse. Esta hazaña haría que los dispositivos sean más versátiles para trabajo y diversión, al aumentar el espacio de la pantalla al tamaño de una minitableta que se pueda doblar como una cartera y quedar del tamaño de un teléfono regular.
“Todos se han hecho la misma pregunta: ¿Qué sigue? ¿Ya no queda nada más para un smartphone?”, dijo Bill Liu, director general de Royole Corp, una pequeña compañía de Silicon Valley que develó el teléfono con pantalla plegable la semana pasada en China, en donde saldrá a la venta el próximo mes.
El concepto de teléfonos con pantallas flexibles está por recibir mucha más exposición ahora que parece que Samsung finalmente está listo para lanzar uno. Samsung primero anunció sus planes de construir una pantalla plegable hace cinco años, un indicio de lo complicado que es hacer una pantalla plegable que también sea resistente.
Sin embargo, no fue hasta el miércoles que Samsung finalmente dejó entrever en lo que ha estado trabajando.
“Hemos estado viviendo en un mundo en donde el tamaño de la pantalla sólo podía ser tan grande como el mismo dispositivo”, dijo Justin Denison, vicepresidente de marketing de producto móvil en Samsung. “Acabamos de entrar a una nueva dimensión”.
Salvo por un breve vistazo al dispositivo que sostenía en una mano, Denison proporcionó poca información sobre el teléfono. Samsung dijo que estará listo para salir al mercado en algún momento del año que entra.
Ni siquiera es claro si los teléfonos plegables llamarán la atención de las masas, sobre todo cuando se prevé que los dispositivos flexibles cuesten más de 1,000 dólares. Royole, por ejemplo, tiene la expectativa de vender su teléfono con pantalla flexible, el FlexPai, en entre 1.300 y 1.500 dólares cuando salga a la venta en Estados Unidos, algo que no pasará antes del año que entra.