“¡Me llenas con tus colores...! y en mi corazón vas latente, mi San Antonio de Flores cuando yo pinto tu gente”.
Con este inspirador verso, autoría de uno de los exponentes del primitivismo en Honduras, Roque Zelaya; los más de cinco mil habitantes que conforman la población total de este pintoresco municipio abrazan la calidez que impera en la tierra que los vio nacer.
Rociado por la frescura de los ríos Grande o Nacaome y el Moramulca, este atractivo lugar atesora gran parte del patrimonio cultural que posee la zona sur de Honduras.
El origen de su nombre hace honor a su santo patrono San Antonio y a su vez por ser un lugar de cultivos de flores.
Además, en lo profundo de su fructífero suelo se cultivan sabrosas frutas como el jocote y mango, igual que granos como el maíz, maicillo y el ajonjolí.
Este encantador destino, situado al norte del departamento de Choluteca en el sur de Honduras, cuenta con una extensión territorial de 67.9 km2 y se compone de tres aldeas: El Jícaro, Las Playitas, Moramulca y 35 caseríos.
Unidad y fervor
Durante el año, sus habitantes enaltecen los valores culturales que caracterizan esta localidad con la celebración de dos eventos muy importantes: su feria patronal, que se lleva a cabo el 13 de junio y es consagrada a San Antonio, mientras que la tradicional se realiza el 26 de julio y rinde tributo a la virgen de Santa Ana.
Para estas festividades, los hijos de esta comunidad unen sus esfuerzos en todos los sectores y se preparan con entusiasmo a lo largo de esta temporada desarrollando los acostumbrados campeonatos de fútbol, que es una de las actividades más esperadas en la época; el festival de juegos tradicionales, que se hace con el apoyo de los centros educativos de la región, donde se encuentra la oportunidad perfecta para no perder de vista el mable, el trompo, los jaxes y otras actividades sanas que forman parte de la diversión del ayer.
Ambas celebraciones desde luego son encabezadas por los actos de carácter religioso que tanto espera la feligresía católica para esos días, como las misas de acción de gracias por todas las bondades que se han recibido y que están por suceder en el año.
En este tipo de conmemoraciones también se propicia el fraternal encuentro entre las comunidades, aldeas y caseríos que constituyen este colorido municipio.
Una verdadera cuna de artistas
Su nombre ha sido enaltecido de norte a sur, del este a oeste y alrededor del mundo gracias al talento admirable del artista Roque Zelaya, uno de los hijos predilectos de San Antonio de Flores, que con sus obras ha puesto en vitrina el rostro de la tierra que lo arrulló desde que sus ojos vieron la luz.
El valioso aporte que este personaje ha dado a su comunidad ha sido objeto de especiales homenajes por parte de las autoridades edilicias y habitantes, ya que desde hace dos años el primitivista es condecorado durante la mañana cultural “Pintando un cuadro con Roque Zelaya”, que realiza el Centro de Educación Básica Macario Ortiz Motiño.
Esta actividad consiste en elegir un tema de alguna escena de sus cuadros y que los alumnos de centro educativo la pinten, como un acto de agradecimiento y admiración para Roque Zelaya.
Pese a que actualmente el artista ya no reside en su tierra natal, su legado permanece intacto, ya que dentro de su familia también existe otro baluarte de la pintura: su hermano Héctor Zelaya Acosta, quien también despertó interés por este arte.
De oficio telegrafista en su juventud, don Héctor también lleva en su interior el corazón de un verdadero artista, ya que en algún momento de su vida dedicó sus ratos libres al apasionante mundo del lienzo, pues su inclinación por este arte comenzó mucho antes que su hermano Roque descubriera su vocación.
Recuerda que cuando tenía 14 años estaba en la escuela y era un excelente dibujante, pero fue hasta años después cuando su hermano desarrolló la habilidad para el pincel que le enseñó a trabajar su destreza de manera profesional.
En su corta trayectoria, Héctor Zelaya Acosta logró plasmar alrededor de 50 hermosos cuadros, adquiridos y expuestos en importantes galerías nacionales y exposiciones de la región. Todos fueron desarrollados con la técnica primitiva y fluyeron de la inspiración natural del colorido entorno que decora a su pueblo. Hoy en día este artista se dedica al rubro del transporte, pero entre sus habitantes sobra quien se refiera a sus obras con mucho orgullo.
Los tesoros de San Antonio
Entre sus mayores patrimonios, este municipio se destaca como uno de los más productivos de la zona ya que cuenta con la represa José Cecilio del Valle, que en la actualidad constituye una gran fuente de energía para Honduras.
También cuenta con una planta potabilizadora de agua que beneficia a 14 comunidades tanto de San Antonio de Flores como de Pespire y está instalada en El Rebalsito.
Su templo fue edificado en 1888 por el padre Basilio Reyes y como una joya aún se conserva la placa de piedra conmemorativa de cuando se construyó. Estas y otras maravillas convierten a San Antonio en un encantador destino recreativo.