Siempre que se habla del arbitraje, hay una especie de hipnosis que se apodera del cuerpo de Héctor Rodríguez; “es mi pasión”, asegura el nazareno de 30 años que dirige en Primera envuelto en cuerpo de futbolista...
“Llegué hasta Liga Mayor con el Real Juventud, pero no el que ascendió a Liga Nacional, sino el equipo de mi pueblo, Quimistán. En realidad, no era un buen portero y jugaba solo porque mi papá era el dueño del equipo... ja, ja, ja...”, revela el personaje que en 2011 recibió la escarapela FIFA y que el domingo en Tocoa arbitró su quinta final de forma consecutiva.
¿Qué sensaciones le quedan tras el juego en Tocoa, Héctor? Está haciendo historia a nivel de arbitraje, ¿eh? Mi trabajo simplemente es aplicar el reglamento y haber pitado mi quinta final seguida solo es una demostración del trabajo que estoy haciendo.
Al paisano de Mauricio Sabillón le gusta coleccionar números propios. “Llevo 88 partidos en Primera. ¿Si sé cuántas amarillas y rojas he sacado? No, hasta ahí no llegan mis estadísticas... ja, ja”. Salta al ruedo un dato no menor en este mundillo de los hombres de negro: Héctor Rodríguez es el juez activo que más finales silbó (cinco) y su proyección es alcanzar las 13 de Benigno Pineda, su inspiración en el referato...
“A nivel nacional mi espejo siempre fue Benigno, me gustaba su forma de controlar los partidos, por más difíciles que fueran. Ciertas cosas de él he ido aprendiendo”, cuenta.
¿Y cómo llega al arbitraje? Platicando un día con mi papá, me dijo que mejor probara suerte en el arbitraje, porque de portero no iba a comer... je, je. Fui árbitro dos años en la Liga Mayor de Quimistán y de repente me fui a San Pedro, pedí una oportunidad en la Filial de SPS y empecé desde abajo hasta llegar hasta donde estoy.
¿Se acuerda de su debut en Primera? ¡Uf! Cómo no. Fue el 17 de agosto de 2007 en el Olímpico. Marathón le ganó 1-0 a Platense y no me fue muy bien. Estaba muy nervioso, soy realista. Hubo una roja clarísima que miró todo el estadio menos yo. Pudo haber sido el nerviosismo o la ansiedad por hacer las cosas bien.
¿Es más complicado pitar en la Segunda División? Sí, porque uno va a los pueblos y ahí la gente es más fanática, vive más la emoción del fútbol. Cualquiera se puede saltar un cerco y te llega a golpear.
Hay una jugada polémica en el primer tiempo y llega al camerino: ¿Pregunta si se equivocó? No averiguo ni pregunto nada. Si Héctor Rodríguez se equivocó, se equivocó. Qué hago con saber si me fallé: simplemente llevar ese problema, más otros, al segundo tiempo. No somos super árbitros y en todo el mundo los árbitros se equivocan.
¿Mira programas deportivos de televisión? A veces miro, porque siempre es bueno saber lo que hay alrededor de uno. De nada me sirve esconderme o no ver un error, eso me sirve para corregir.
¿Y su madre le ha pedido que deje el arbitraje? A pesar de que todos los domingos sacan a relucir a mi madre, ella nunca me ha dicho que me retire. Al menos pasan al tanto de ella y eso es bueno.. je, je; incluso cuando yo estoy pitando un domingo mi madre mejor se va a la iglesia para rezar para que todo me salga bien.
¿Cuál ha sido la final más complicada? La primera fue una experiencia muy bonita. Sentía nervios, pero salí muy orgulloso del trabajo. Desde la tercera hasta la del domingo, me he sentido más tranquilo, nada de nervios. La experiencia te va ayudando.
¿Su punto fuerte? Cuando la ocasión amerita, le hablo fuerte al jugador. Que entienda que el árbitro soy yo.
¿Su punto débil? Me falta mucha experiencia.
Nos despedimos con esta pregunta. ¿Cuando era chiquito, de qué equipo era aficionado? Siempre que me preguntan eso no niego en responder que soy aficionado del San Juan de Quimistán, un equipo que estuvo en Segunda. Adonde iba a jugar, allá iba yo, andábamos con mi papá y parte de la familia.
Moncada: Héctor demuestra más valor
Mario Moncada es uno de los árbitros que ha seguido de cerca la carrera de Héctor Rodríguez. “Antes no reaccionaba en jugadas como la de Javier Portillo, pero con lo visto el domingo (le sacó la roja al volante del Olimpia por una rabieta en contra del árbitro) demuestra que cambió su carácter”, explica Mario.
“Tiene una condición física extraordinaria y una ubicación exquisita. Las dos rojas estuvieron bien mostradas. Quizá el único error fue no haber amonestado al jugador que cometió falta contra Portillo”.
Las buenas actuaciones del santabarbarense “y el valor que está demostrando solamente quiere decir que estamos ante un árbitro consolidado”, sentenció.