El técnico que más ha hecho brillar a una selección de fútbol de Honduras ganó este miércoles su última batalla: la eternidad, ese galardón que Dios da sólo a quienes se arrepienten de sus pecados.
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Hace más de un año (en febrero de 2020), el entrenador estaba tendido en una camilla donde solo hay seis pacientes, en la Sala de Observación del IHSS. Ahí yacía Chelato, respirando ya no por cuenta propia, sino ayudado por el oxígeno de una máquina, donde las posibilidades de sobrevivir eran casi nulas, según personal médico del Instituto Hondureño de Seguridad Social de La Granja.
Pero había Chelato para un rato más, su familia pudo gozar del maestro del fútbol un año más. Socorro Herrera es la hermana menor de Chelato, quien por ratos lloraba y otras veces rería para ese entonces.
No se apartaba de la antesala donde estaba el técnico. Dormía en unas frías y duras sillas de metal, pero esas condiciones no la ahuyentaron.
El acceso para ver a Chelato era restringido, un rótulo en la pared lo adviertía y el personal médico lo respaldaba: 'Prohibido visitas'. Días después, cuando la etapa crítica pasó, el mismo fue retirado.
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'Yo también te amo', le decía el 'Profesor' a su hermana en esos duros momentos. A veces un médico bromeaba si su recaída no se debía al estrés por el partido que esa noche disputaría Olimpia contra el campeón de Estados Unidos, Seattle Sounders.
No aparentaba ser tan grave la situación, pero con los días cambió todo, y el diagnóstico médico era letal: insuficiencia renal, que nunca padeció, producto de la diabetes.
Socorro continuaba recibiendo visitas de amigos y parientes. También llamadas y mensajes en su deteriorado pero útil teléfono.
Periodistas deportivos habían montado guardia para esperar noticias.
Mientras se ponía de pie, doña Socorro, de 60 años, nos relataba cómo Chelato, pese a que su padre, quien no lo reconoció, se lo quitó a su madre cuando niño, al ser joven y trabajar volcó su apoyo a su madre y a sus siete hermanos maternos, convirtiéndose en un padre para ellos.
Fue tanto el apoyo que la familia materna, radicada en Soledad, El Paraíso, se mudó a la capital y tras alquilar un mes, Chelato le regaló una casa a su madre en Comayagüela.
'Él fue como un padre para todos, nunca renegó, siempre nos ayudó. Al morir mi madre dejó que la casa se la repartieron los demás hermanos', relató.
Luego dijo que por parte de papá Chelato tenía siete hermanos, incluyendo a Doris Gutiérrez, quien tampoco fue reconocida por su progenitor.
En el caso de los hijos, manifestó que tiene siete, seis en Tegucigalpa y una niña de 12 años en Estados Unidos.
Explicó que el 'Profesor' tuvo esos siete hijos con cuatro mujeres, pero no se casó con ninguna. Esta niña de 12 años fue con una muchacha muy bonita, la tuvo en la casa pero hace un tiempo, ella se fue de mojada para Estados Unidos, y sin autorización de él se llevó la niña.
Esa tarde del sábado las horas transcurrían lentas y doña Socorro seguía confiando en un milagro, como el que el mismo Chelato lo catalogó así en 2015: 'Esto que me ha pasado es un milagro de Dios', dijo 21 días después de haber sido intervenido en Costa Rica por el riego sanguíneo en dos de las tres arterias que estaban obstruidas y que ponían en peligro su pie derecho afectado por males ligados a su enfermedad de diabetes.
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Mientras Chelato se debatía entre la vida y la muerte, ella recuerda en la fría sala del IHSS los momentos en los que su hermano menor recibía formación militar en la Escuela Militar por un imposición de su papá.
La nostalgia se apoderó de ella y sus pensamientos siguen funcionando como un tren a todo vapor. Su mente es dominada por los recuerdos: Chelato fue un muchacho noviero, de cuando fue diputado en el Congreso Nacional durante 2006-2009 y cuando realizó un documental del Mundial de España 1982.
El milagro se cumplió: el maestro del fútbol tenía tiempo extra en esta vida. Sobrevivió. Todavía no finalizaba el partido aquel febrero de 2020, año que se consumió en la pandemia del covid.
Este jueves 28 de abril fue el pitazo final. Chelato se va a celebrar con los campeones.
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