El técnico, que dimitió tras hacerse público el caso en noviembre, también fue multado por la DFB con 20,000 euros (22,500 dólares). Su adjunto, Florian Junge, fue suspendido por 10 meses y multado con 3,000 euros.
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Ambos trataron de engañar a las autoridades sanitarias locales para no ser considerados casos de contacto y tener la obligación de realizar una cuarentena tras el positivo del defensor Marco Friedl.
Como los dos admitieron los hechos y se declararon culpables, sus sanciones tienen un carácter condicional, por lo que podrían volver a entrenar la próxima temporada.
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