Y James Rodríguez ha vivido las dos caras de la moneda en sus dos ciclos como jugador merengue: triunfó con Carlo Ancelotti, pero sufrió, y sigue sufriendo, con Zinedine Zidane como entrenador.
El colombiano es la cara del maltrato de Zidane, mientras que Gareth Bale es el sello de la situación del técnico con algunos jugadores, relegados y con poca oportunidad.
James muestra un entusiasmo inimaginable para un jugador de su talla y que ha sido tantas veces ninguneado por Zidane.
El mediocampista volvió del Bayern Múnich dispuesto a quedarse, a ganarse un puesto y por eso ha estado trabajando silenciosamente para convencer a su técnico de que puede ser importante para su proyecto.
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Bale, por su parte, es la displicencia. Llegó en 2013 y en sus seis años en España no ha querido aprender el idioma castellano para comunicarse con sus compañeros.
Además, ante los maltratos de Zidane solo ha respondido jugando al golf, como si nada le interesara. Y últimamente llegó tarde al estadio Santiago Bernabéu para acompañar al equipo en partido de Champions contra el Brujas.
Mientras que James trata de ganarse el cariño de Zidane, Bale lo desafía. El cafetero incluso se ha perdido dos fechas Fifa con la Selección Colombia; el 16 espera que su disciplina venza lo que el fútbol le ha quitado, y así pueda convertirse en ficha clave para el Madrid esta emporada.