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Regalo de los chinos a Costa Rica, el sueño de cualquier país

Es uno de los pocos estadios categoría cuatro de Centroamérica

06.07.2017

San José, Costa Rica
En un tiempo récord de 22 meses y sin importar las condiciones climáticas, unos 200 obreros chinos terminaron de construir en 2011 el Estadio Nacional de San José, un coloso de primer mundo que no le costó ni un peso a Costa Rica.

Un hotel, oficinas para 32 federaciones deportivas, pista atlética y un estadio que asemeja un grano de café con capacidad para 35 mil personas, es el legado que dejó la República Popular China en el país más desarrollado de América Central, una suerte de candado para sellar la unión entre los países. Un regalo de $110 millones.

Es uno de los pocos estadios categoría cuatro de Centroamérica, destacando entre sus cualidades para llegar a la élite de las infraestructuras el hecho de que todas las zonas del estadio cuentan con silla; el Camp Nou, Wembley, San Siro, Santiago Bernabéu y el Old Trafford, entre otros, son los estadios que están en su mismo estándar.

Costa Rica tomó la delantera en la región, dejando en la retaguardia a los estadios salvadoreños Jorge el Mágico Gonzales (inaugurado en 1935), Cuscatlán (1976), el guatemalteco Mateo Flores (1950) y el Olímpico de San Pedro Sula (1997), no digamos al Nacional de Tegucigalpa.

“Desconozco si existe un país amigo que nos ayude a construir un nuevo estadio”, asegura Marcelo Alvarenga, gerente tesorero de la Comisión Pro Instalaciones Deportivas. “Lo más factible es que la empresa privada haga alianzas con los clubes para poner sus nombres en una zona del estadio”, puntualizó la voz del Gobierno en temas de estructura deportiva.