EL PROGRESO, HONDURAS. - Faltan 19 días para que se inicie la 47 edición de la Maratón de Diario La Prensa, y los competidores están muy emocionados y preparándose para la gran carrera, pero hay uno en especial al que el entusiasmo le gana, ya que más allá de poder ganar un premio, él ganará sabiendo que lo recaudado en el evento será para contribuir con una enorme causa.
Su nombre es Shin Shin Fujiyama, un personaje que se ha ganado el cariño de los catrachos por colaborar con la educación del país gracias a su fundación 1,000 Escuelas, proyecto emblema en esta edición, donde se esperan más de 7,000 atletas.
La gente está muy alegre porque la Maratón se correrá por la educación
Sé que las personas vienen por hacer ejercicio, por salud o por amistad, pero muchos también quieren apoyar la educación porque la gente que viene a pagar por su kit está contribuyendo con la construcción de escuelas. Aunque no ganemos medallas o trofeos debemos estar contentos porque los que sí ganarán serán los niños con su educación.
Cada vez falta menos para la Maratón de Diario LA PRENSA, ¿usted ya está preparando?
Terminé mi reto Cobra hace dos meses y estoy corriendo aproximadamente seis kilómetros los días de semana y los fines de semana de 15 a 20 para no perder el ritmo. También voy al gimnasio.
¿Ya tiene una experiencia luego de haber corrido en ediciones atrás? Claro, creo que ya he corrido seis veces la Maratón La Prensa, el año pasado la corrí en muletas porque tenía fracturada la rodilla, pero a mí no me gusta perder y terminé la ruta de los 5 kilómetros.
¿Cuántos niños lo van a acompañar este año?
Quiero motivar a 20 niños y empleados.
¿Le gustaría ser el primer lugar de los 21 km?
Sería imposible porque sé que vienen competidores internacionales, siempre han ganado cubanos, africanos, dominicanos, y yo no estoy en ese nivel, pero como este año el tema es correr por la educación todos vamos a ganar, y más aún los niños de Honduras.
¿Qué consejo les da a esas personas que todavía no se deciden si correr la maratón?
Muchas personas quieren competir, pero tienen miedo porque piensan que los pueden criticar. Yo les recomiendo que no lo hagan porque ahí hay un ambiente donde todos son bienvenidos.
Shin, cuéntenos cómo nace esa idea voy a ir a hacer 1,000 escuelas para Honduras
Yo me vine para El Progreso y siempre mi intención fue ayudar a los niños del lugar, especialmente a los de bajos recursos o que eran abandonados de la calle, y todo eso se fue expandiendo, y ahora ya no es solo El Progreso, ahora queremos alcanzar toda la zona geográfica. Queremos llegar a cada rincón.
¿Cómo lo hace sentir que todo su trabajo está floreciendo?
Es algo satisfactorio porque muchos niños comenzaron conmigo, ahora están en la universidad y trabajan conmigo en la fundación 1,000 Escuelas.
¿Por qué escuela va en este momento?
Estamos construyendo las escuelas 64 (Flores de Oriente, La Lima), 65 (Rivera Hernández) y 66 (Mezapa, Atlántida), y ya pronto vamos a iniciar con la 67 y 68 en dos lugares que son sorpresas. Hay mucho que se viene.
Cuando llegue a la escuela mil, ¿qué tiene planeado?
Seguir corriendo las maratones (risas), jubilarme en un pueblo de Honduras que está entre Santa Lucía, Siguatepeque y Santa Bárbara. Aún me falta mucho por conocer, es posible que me enamore de otros lugares.
¿Después de todo este tiempo se siente un catracho más?
Soy un hondureño más, desayuno con baleadas, almuerzo con sopa de gallina india y ceno con frijoles, tortillas y café. He armado la mitad de mi vida, aquí tengo 16 años viviendo en el país y 28 hijos adoptivos.
¿Qué ha sido lo más bonito que ha encontrado en el país?
Ufff, tantas cosas bellas, pero ahora que fui al departamento de Santa Bárbara exploré tantos lugares y quedé muy encantado. Es así que el próximo mes vienen mi madre y mi padre a visitar Honduras y los voy a llevar a conocer.
¿Cómo se organiza con la vida tan apretada que tiene?
Es una locura. Junto con mis colaboradores armamos mi calendario y tengo cinco meses adelantados de lo que voy a hacer. A veces me pongo triste porque los niños de la fundación me extrañan