Dinero & Negocios

 Caficultores buscan erradicar empleo infantil  

En los últimos años, en la reducción del trabajo infantil el país ha avanzando más en la población entre 15 y 17 años, que en los menores entre 5 y 14 años

12.06.2018

TEGUCIGALPA
Para el año 2025, el gobierno se comprometió a eliminar el trabajo infantil. Pero, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), más de 382,000 niños y adolescentes (de cinco a 17 años) trabajan en Honduras y de ellos 227,000 ni siquiera estudian.

El mayor problema está en el área rural, sobre todo para varones en edad juvenil (15-17 años) ya que suman 230,836. En su mayoría trabajan en actividades agrícolas (producción de granos básicos, hortalizas, café y/o frutales). También en labores sumamente riesgosas como la minería o la extracción de mariscos y moluscos en el Golfo de Fonseca.

En el área urbana, los niños trabajan en talleres, los mercados o actividades domésticas. Muchos son explotados por sus empleadores e incluso sus padres, quienes les mandan a trabajar y se quedan con los ingresos que obtienen.

Proyecto Adecafeh
Para eliminar este fenómeno social, existe un proyecto que ejecuta la Asociación de Exportadores de Café de Honduras (Adecafeh) en tres comunidades de San Juan, en el departamento de Intibucá.

Es un proyecto piloto en América Latina que inició en julio de 2017 y concluirá en septiembre de 2019. A través del mismo atienden a unos 200 menores que trabajaban en fincas de café.

Para Miguel Pon, gerente de la Adecafeh, “son tres centros en tres comunidades diferentes donde se les da atención, educación y cuidado. En un año ya tenemos resultados importantes y la idea es que con el tiempo se pueda replicar en otras regiones”.

La meta era atender en una primera etapa 90 niños, pero la cifra se ha triplicado. Para una segunda etapa, se proyecta la apertura de dos centros más en el mismo departamento y con el apoyo de un comprador internacional del grano. Este es un esfuerzo que estamos haciendo como sector exportador.

Pon dice que no cuentan con una estadística exacta del número de niños trabajando en el sector café, pero reconoce que “es un problema que está desde hace varios años, de hecho es un tema un poquito complejo porque para muchos productores es cuestión cultural llevar a los niños a la finca porque al final son los que van a heredar”.

Vigilancia general
Es una problemática que no es propia de Honduras, sino que de todos los países productores. El departamento de Trabajo de los Estados Unidos ha incluido en una lista a varios países del continente señalados por trabajo infantil en café, melón y langosta, entre otros.

“Hay legislación nacional y extranjera que se tiene que cumplir, y en esa línea se han impulsado desde la Adecafeh estos programas para que Honduras poco a poco vaya saliendo de esa lista”.

“Se podría trabajar en conjunto con el Estado, en alianzas con la secretaría del Trabajo, y ver como se aprovecha la infraestructura estatal para poder replicar estos proyectos que son exitosos”, acotó.

Visión mundial
Actualmente hay un movimiento mundial para alcanzar el respeto pleno de los derechos de los niños y niñas a través de la exigencia de adquirir estos bienes solo si se certifica que en su proceso de producción no se han visto involucrados los menores de edad.

“Nos enfrentamos a mercados más evolucionados que demandan que los productos no hayan generado explotación infantil o que estén en contra del ambiente. Ya hay una serie de sellos y de normas internacionales que rigen estos principios, dijo Jorge Galeano, director de Visión Mundial Honduras, una organización cristiana de desarrollo y defensa de los derechos humanos con presencia en unos 100 países.

Cada día las presiones internacionales son mayores en este campo, lo cual es bueno para los niños y las niñas y sus derechos. “Nosotros hemos visto con muy buenos ojos cómo varias empresas, principalmente de exportación de café, han venido adoptando medidas de protección del ambiente o la niñez. En eso hemos venido avanzando”.

Sin embargo, todavía hay una labor que realizar con los dueños de las fincas. Muchas veces esas empresas solo realizan la labor de comercialización, pero lo que es producir, cosechar, allí hay una labor importante que hacer.

Para Jorge Galeano es necesario que el Estado invierta más con fondos que actualmente “destina a seguridad pública”. “Las familias no obligan necesariamente al niño a trabajar porque lo quiera, sino porque a veces hay situaciones de pobreza en ese hogar”, expuso. Cuando uno trabaja con estas poblaciones, muchas veces en estado de miseria, y les genera otras oportunidades a los padres, los padres son capaces de proveer lo básico para los niños y no necesitan exponerlo a trabajos que no van de acuerdo con su edad