Tegucigalpa, Honduras
“Se prevé que la demanda de alimentos aumentará por lo menos un 20% a nivel mundial en los próximos 15 años”, reiteró el Banco Mundial (BM) en su informe de 2017.
Ante ese panorama “se necesitan urgentemente inversiones que permitan integrar de manera más adecuada los tres beneficios imperativos: aumentar la productividad agrícola, aumentar la adaptación y la resiliencia al cambio climático y reducir las emisiones de GEI (Gas de Efecto Invernadero)”, advierte el BM.
Lo anterior debido a que las sequías, las inundaciones y el aumento de la temperatura están reduciendo el rendimiento de los cultivos, ponen en peligro el abastecimiento de alimentos, peces y carne y sumen a las personas en una pobreza más profunda.
Los nuevos objetivos de desarrollo sostenible para lograr que en 2030 no exista pobreza ni hambre en el mundo brindan una gran oportunidad para incluir la necesidad de un sistema alimentario climáticamente inteligente como punto central de la agenda.