Arrastradas por parejas y estatus, mujeres trafican y extorsionan hasta caer presas
El trafico y venta de drogas, así como la extorsión, son parte de los delitos más cometidos por las mujeres que guardan prisión en Honduras, establecen datos del INP.
El tráfico y distribución de drogas así como la extorsión aunado a la pobreza orilla a las mujeres a cometer delitos y caer presas.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Muchas de las privadas de libertad de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), cayeron presas por traficar drogas o por extorsionar.
Las organizaciones defensoras de las mujeres aseguran que la mayor parte de las féminas son obligadas por sus parejas sentimentales a cometer delitos, hasta que la justicia las sorprende y son encarceladas, terminando en trágicas escenas como la de ayer, cuando más de 40 murieron adentro de la PNFAS.
La Unidad de Datos de EL HERALDO Plus analizó los principales delitos cometidos por las privadas de libertad en Honduras, a través de la solicitud de información SOL-133-2022 realizada al Instituto Nacional Penitenciario (INP).
Las cifras analizadas, con datos del 2009 al 2021, evidenciaron que el tráfico ilícito de drogas es el mayor crimen por el que mujeres ingresaron a las cárceles de Honduras.
El comportamiento anual de las mujeres encarceladas por ese delito ha sido creciente desde 2009, pero fue en 2016 cuando registró el primer repunte, con 238 ingresos, y el último gran cúmulo fue en el 2021, con 660 casos.
El segundo delito por el cual más encarcelan está vinculado con el primero: la facilitación de medios para el tráfico ilícito de drogas, con 1,612 mujeres.
Según la terminología oficial, la facilitación de medios es cuando una persona ayuda a cometer el ilícito a otro individuo.
El repunte de ingresos por la facilitación de medios para el tráfico ilícito de drogas ocurrió en 2019, dos años después del tráfico ilícito. En ese año se contabilizaron 438 privadas de libertad en el sistema penitenciario.
Autoridades y analistas consultados por EL HERALDO Plus concuerdan que el narcotráfico es un mal endémico en Honduras auspiciado por la posición geográfica y por la falta de oportunidad para la población.
El tercer crimen, pero que muestra un crecimiento considerable desde hace pocos años atrás es la extorsión, que a partir de 2017 a 2021 tuvo un comportamiento constante en los ingresos de las reclusas.
Orilladas
Otro de los delitos con mayor incidencia ha sido la extorsión, ya que en números generales, 1,540 mujeres habían ingresado a las distintas cárceles de Honduras en los últimos 13 años.
Y entre esas más de 1,500 reclusas por extorsión que registró el sistema penitenciario está Natali Alvarado, que tiene más de un año de estar presa en PNFAS, junto a su mamá, encerrada también por el mismo delito.
Aunque ambas están a pocos metros de distancia no hablan mucho, tampoco se ven con frecuencia. Natali se metió a ese mundo por necesidad, “para darle de comer a mis dos hijos”, confesó EL HERALDO Plus.
Pero Natali, una jovencita de 25 años, de labios carnosos y de piel blanca, como la mantequilla, tenía varios años de haberse retirado de la extorsión.
“Ya no extorsionaba. En mi tiempo, cuando era más joven lo hacía, pero lo dejé para dedicarme a mis hijos”, contó, notablemente arrepentida.
En su análisis de los hechos, no fue capturada por su pasado penumbroso, sino porque la vincularon a su esposo, un expandillero de la 18, que pasó 10 años en la cárcel de Ilama, Santa Bárbara, al nororiente de Honduras.
“Mi esposo perteneció a la pandilla 18 y a mí me vincularon con la pandilla. De todos modos, como dicen que si uno está con una persona así lo incluyen en la estructura”, argumentó sobre su estadía en el centro penal.
El encierro y la culpabilidad que golpeaban su mente como un martillo a un clavo propiciaron que Natali tuviera un Peniel, algo que, según ella, provocó que su esperanza no se centrara en su libertad, sino en Dios.
“Cristo Jesús es mi Dios. A Él le alabo y le sirvo y si tuve que venir para conocerlo, que bueno fue. Él tiene control de mis tiempos porque en él soy libre”, vociferó mientras las lágrimas caían al suelo de cemento del centro penal ubicado en Támara, a 20 kilómetro de Tegucigalpa.
Para Honorina Rodríguez, defensora de los derechos de la mujer, son diferentes circunstancias que orillan a la féminas a participar en criminalidad, incluyendo la pobreza, porque no es por placer o por querer que están allí.
Algunas llegan por amenazas, por intimidación y por necesidad, es decir, son circunstancias diferentes a las de los hombres que las llevan a involucrarse en estos espacios.
Sentenció que lo ocurrido en PNFAS donde murieron más de 40 mujeres, evidencia que las autoridades han perdido el control, y eso es grave, por lo cual, se deben buscar otros mecanismos de solución.
“Es condenable, doloroso y lamentable lo ocurrido en la PNFAS
La coordinadora de Movimiento Visitación Padilla, Merlin Aguigure, condenó que muchas mujeres caen bajo el sistema de detención penitenciaria porque sus parejas que las obligan a cometer delitos.
Por ejemplo, si sus parejas están dentro de una cárcel, las obligan a llevarles drogas y hasta cometer otros delitos, pero ellas no pueden decir que no porque son amenazadas.
“Entendemos que muchas de las mujeres que están ahí (centros penales), muchas han caído en esa situación como resultado de la violencia machista de las que son víctimas”, señaló.
Al mismo tiempo Eguigure calificó como condenable, doloroso y lamentable el hecho violento registrado en la PNFAS, donde murieron trágicamente más de 40 mujeres.
“Créame que nos sentimos sumamente adoloridas en el alma con lo que ha ocurrido y sabemos que es el resultado de la descomposición de la situación de las maras en todos los centros carcelarios”, señaló.
La defensora de las féminas precisó que de toda esta violencia no se escapan las mujeres, porque muchas fueron obligadas a insertarse a estas organizaciones criminales desde sus comienzos.