TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Citas programadas para uno, dos, tres meses o, incluso, para un año. Enormes filas desde las 2:00 de la madrugada para consultas externas. Salir de una revisión médica con una mala atención y con una receta son, entre otros, los casos de los enfermos que logran asistir a los hospitales públicos de la nación. Carolina Molina, por ejemplo, esperó tres años para ser operada en el Hospital San Felipe por miomas (un tumor no canceroso ubicado en el útero) porque, en primera instancia, tenía sobrepeso y, cuando superó el impedimento, no había cupo para la intervención.
Aunque la extitular de Salud, Alba Consuelo Flores, aseguró en su último día de gestión (26 de enero) que el sistema sanitario quedaba fortalecido pese a la pandemia, en la práctica miles de hondureños no encuentran soluciones a sus problemas en los 32 centros asistenciales de Honduras. Y uno de ellos es Henry, de 24 años, a quien el déficit sanitario lo tiene a un paso de la muerte: desde hace dos meses está ingresado en el Hospital Escuela aguardando que le operen las piernas fracturadas, pero la falta de dinero (80,000 lempiras) ha impedido comprar los clavos intramedulares que necesita.
La espera, que ha sido postrado en una cama, le ha provocado úlceras en su espalda. Aun así, su vida entró en una etapa todavía más compleja debido a que fue ingresado a cuidados intensivos por covid-19. Ante la histórica crisis que ha vivido el sistema sanitario hondureño, la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus analizó las deficiencias que tienen al borde del colapso a la salud pública.
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Indicadores
A lo largo de los últimos 15 años, la salud en general ha mejorado en Honduras, según un informe llamado la “Situación de población”, de un fondo subsidiario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, los avances son “muy lentos” en función de las respuestas a las necesidades de la población, por lo que son necesarias las intervenciones más decididas para lograr mejores resultados, advierten especialistas.
Enfermedades como cáncer de pulmón, tuberculosis, respiratorias de otro tipo, diabetes o problemas crónicos de salud como la desnutrición son los principales males que afectan a la población. Por ejemplo, el nueve por ciento de la población tiene diabetes y, según cifras extraoficiales, al menos 300 personas son atendidas diariamente por ese padecimiento
La situación más crítica de salud se encuentra en los grupos de población ubicados en las áreas geográficas que han tenido los mayores niveles de exclusión.
La relación entre pobreza, nivel educativo y fecundidad y mortalidad es directa, consideran expertos en salud pública, por lo que es necesario identificar los grupos y zonas de alto riesgo y priorizar hacia ellos las políticas de salud. Si previo al inicio de la pandemia ya se percibían signos objetivos de un sistema de salud precario, con la llegada del coronavirus las falencias fueron más notorias en Honduras.
La sobresaturación de los hospitales de enfermos de covid-19 ha sido un recurrente problema: de las 815 camas disponibles, en su momento, se llegó a tener casi el triple de la ocupación hospitalaria.
Los números de la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus indican que existen 0.08 camas por cada 1,000 personas en el país cinco estrellas, una cifra inferior a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda 2.7.
“La pandemia vino a terminar de desnudar nuestra dura realidad, un sistema de salud obsoleto, con una red hospitalaria que ha sido superada con creces producto de la pandemia”, dijo el exsecretario de Salud, Carlos Aguilar. Hasta el reporte más reciente, más de 10,500 personas han fallecido de coronavirus desde el 25 de marzo de 2020 (primera muerte oficial), pero en el subregistro de las funerarias asociadas se contabilizan casi 25,000.
En tanto, los enfermos del covid-19 rondan los 400,000, dos veces menos que la estimación de los médicos en primera línea, que argumentan que “mucho no están en los listados oficiales”. De acuerdo con la Secretaría de Salud, en Honduras están activos más de 2,000 médicos (25%) de 8,000 elementos sanitarios de todas las áreas.
Esa cifra representa que son 2.1 galenos por cada 10,000 habitantes en la República, diez veces menos que lo proyectado por la OMS, que son 23.
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Precariedad
En Honduras el sistema de salud está integrado por un sector público y uno privado. La parte estatal está compuesta por la Secretaría de Salud, que presta sus servicios al 60% de la población y por el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), encargado del 12%. En tanto, se estima que un 18% de los hondureños no tienen acceso a servicios de salud, mientras que el grupo privado atiende al 10% de la población.
Los usuarios del sector privado son, sobre todo, familias de altos ingresos, aunque las personas de escasos recursos también recurren a él ante la falta de acceso oportuno a los servicios públicos. Actualmente el financiamiento global de la salud en Honduras es considerado uno de los más inequitativos del continente, ya que la mayor proporción del gasto en salud proviene del pago directo del bolsillo de los hogares, las personas pobres o en peligro de empobrecer.
La Secretaría de Salud, que tiene un presupuesto para este año de 22,000 millones de lempiras, destinará de su asignación la mitad a pago de salarios. Y del total de lo suministrado por el Estado, el 3.8%, es para la adquisición de medicamentos e insumos quirúrgicos. El presupuesto para la Salud para este 2022 representa el 7.1% de la partida general de la República. Sin embargo, uno de los menores niveles de inversión en salud corresponde a Honduras, con 101 dólares por persona (2,525 lempiras), muy por debajo del promedio de América Latina y el Caribe: 392 dólares (9,800) por persona, indica la Revista Médica Hondureña.
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Los principales centros asistenciales del país son el Hospital Escuela, el Hospital Mario Catarino Rivas y el IHSS, ubicados en Tegucigalpa y San Pedro Sula, lo cual limita su capacidad de cobertura y provoca el colapso de los recintos.
El sistema de salud atraviesa muchas dificultades, entre ellas la falta de transparencia en los procedimientos administrativos y financieros, así como ausencia de la planificación estratégica del sector, como ocurrió con la compra de los hospitales móviles, valorados en más de 1,200 millones de lempiras. Los expertos dicen que es urgente una completa reestructuración del sistema sanitario, pues cada día va en decadencia afectando a los menos privilegiados.¿Podrá la gestión del nuevo secretario, José Manuel Matheu, cambiar el presente?
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