Uno de cada 10 niños trabaja: “Es por el bien de él, pero no quiere estudiar”
En Honduras hay más de 256 mil menores que no estudian porque trabajan; también se contabilizan 543 mil casos de niños que no trabajan pero tampoco estudian. Expertos aseguran que los casos de trabajo infantil casi llegan a los 700 mil después de la pandemia
Miles de niños realizan trabajos en el sector formal e informal del país. Algunos trabajos son peligrosos y ponen en peligro su integridad física. En la capital muchos niños se dedican a vender productos.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con una dona en la mano y un refresco de botella en la otra, el pequeño Alfredo comía sentado frente a una casa de la colonia Villa Nueva, ubicada en la capital de Honduras.
Apenas llevaba la mitad de la jornada de trabajo, pero ese sitio era siempre su punto de descanso para comer, a veces pan con fresco y otras almuerzo que su progenitora preparaba.
Su mamá, quien está sobre los nueve meses de gestación, esperaba parada al costado frente a una pulpería donde pagaba lo que recién había comprado para almorzar junto a su vástago.
“Hoy no ha estado bueno”, comentó la hondureña al equipo de EL HERALDO Plus. Vendía verduras junto a su hijo de seis años, quien no va a la escuela porque “no quiso estudiar”.
“Yo le digo que es por el bien de él, pero no quiere estudiar”, lamentó la mujer, quien contó que lo que al niño le gusta es “andar vendiendo”.
La mujer tiene tres hijos, pero Alfredo (nombre ficticio para proteger su identidad) es el único que no estudia (su hermano menor no está en edad escolar y el mayor está en la escuela ), es decir, forma parte del 11% de la niñez hondureña de entre 5 y 17 años que no va a la escuela porque se dedican a trabajar, ya se de forma obligada o voluntaria, según cifras de la Encuesta de Hogares de 2021, del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
El pequeño la miraba de reojo mientras seguía disfrutando de la dona, que para las 11:30 de la mañana parecía un manjar en sus pequeñas manos. Su piel quemada por el insolente sol evidenciaba que acompañaba a sus padres a vender verduras desde que era un bebé, por eso “le gustó”, dijo la mujer.
Ella junto a su esposo e hijos, caminan casi todos los días por las polvorientas calles de Villa Nueva para poder tener un techo donde dormir y comida que llevarse a la boca.
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“Con esto se come, se compra comida y nos movilizamos hasta acá”, comentó la hondureña, mientras mostraba ropita de bebé que recién le habían regalado.
Para ella, criar a sus hijos representa un gran esfuerzo y sacrificio, pero “es peor dejarlos botados”, justificó, dando a entender que lo importante es que tengan qué comer y dónde dormir.
Muchas familias hondureñas opinan igual y hacen lo que sea para que los niños coman, por eso muchos menores son orillados a trabajar para contribuir en el sustento del hogar, dejando sus estudios de lado.
Trabajo infantil
La Encuesta de Hogares del INE menciona que para 2021 habían 2.2 millones de niños, pero que 256,526 no estudiaban porque se dedicaban a trabajar.
Además, habían más de 543 mil casos de menores de entre 5 y 17 años que no hacían ninguna de las dos cosas, es decir, estaban en el grupo de los mal categorizados “ninis”, porque no iban a la escuela y tampoco laboraban.
En un recorrido por varias zonas de la capital, el equipo de EL HERALDO Plus evidenció algunos de estos casos: los niños trabajaban vendiendo mascarillas, ropa, accesorios de teléfono o comida en horarios en los que debían estar en las escuelas o colegios.
Incluso, conoció el caso de tres hermanitos que pedían dinero en el bulevar Económica Europea porque sus padres “no ganan mucho”, según contó uno de ellos.
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Para Jorge Valladares, director del Proyecto Futuros Brillantes en World Vision, los datos oficiales muestran un panorama claro antes de la pandemia por el covid-19, pero “el impacto de la pandemia, de los desastres naturales, sumado al tema de pobreza y desempleo ha incrementado estas cifras”, mencionó.
Las cifras oficiales tabuladas hasta 2021 señalan que uno de cada 10 menores de entre 5 y 17 años eran víctimas del trabajo infantil, un delito que sanciona el mismo Código Penal de Honduras.
Además, la mitad de los menores que trabajan tenían 15 y 17 años, es decir, estaban en el grupo de edad que difícilmente regresará a las aulas de clase porque se convierten en soportes económicos del hogar, consideró el investigador Mario Alas.
Según Valladares, estas cifras aumentaron drásticamente desde 2020 (cuando se reportó el primer caso de covid-19 en el país), pues ellos estiman que hasta 2021 habían más de 559 menores que solamente se dedicaban a las actividades domésticas del hogar, es decir, que además de dejar sus estudios para ayudar en sus casas, muchos laboraban realizando estos oficios en viviendas ajenas.
Esta situación se ve mayormente reflejada en las niñas, aunque también un 28% de los varones realizaba este tipo de trabajo infantil.
“Si nosotros agregamos a esta dimensión prepandemia, estamos hablando que, con facilidad, cerca de 700 mil niños están trabajando”, lamentó, al mencionar que se trataría del 30% de la niñez (tres de cada 10 niños).
Estas cifras causan alarma entre la población, ya que además de lidiar con la cobertura educativa, los menores son orillados a dejar sus estudios por tener que aportar económicamente en el hogar.
Esto se refleja en las cifras oficiales del INE, que mencionan que la mayoría de los menores que trajaban vivían con ambos padres, pero tambien habían unos 267 mil que vivían solo con la madre, lo que significa que en muchos casos ellos eran los jefes de hogar (proveedores económicos).
El mismo patrón se repite con los menores que compartían casa con el padre. En ambos casos de incluyen cifras de niños que solo se dedicaban a trabajar y también menores que después de estudiar tenían una jornada laboral.
Zonas
Cuando la Conferencia General de la OIT estableció en 1973 que la edad mínima para trabajar era los 18 años, Honduras se comprometió a cumplirlo, sin embargo, casi 50 años después sigue siendo un problema, especialmente porque hay niños que trabajan en áreas peligrosas.
Según la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) la mayor parte de menores trabajando están en zonas agrícolas, donde se exponen al sol y a químicos que -en muchos casos- les provocan enfermedades.
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Además, hay un buen porcentaje de niños en silvicultura, caza y pesca, comercio y hasta construcción.
Valladares detalló que los registros del INE hablan de trabajos en el sector formal e informal, como el caso de Alfredo que vende verduras junto a sus padres, sin embargo, al hablar de remuneración la mayoría recibe menos del salario mínimo, es decir, menos de 10 mil lempiras, aunque tengan la misma jornada que un adulto.