Políticos de Libre buscan apoderarse de la UNAH
El alma mater entró en un proceso de transformación a partir del 2005. Hay un asedio de funcionarios del actual gobierno contra la máxima casa de estudios en un momento cuando se pretende elegir al nuevo rector
Varios de los encapuchados ya fueron identificados, así como ciertos activistas de Libre que laboran en el gobierno y al menos dos diputados que están detrás de la toma de la UNAH.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS. La toma de las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), desde el martes recién pasado, constituye parte de los primeros acechos que los políticos del Partido Libertad y Refundación (Libre) impulsan con el fin de apoderarse del próximo gobierno universitario.
Con sus rostros tapados para no ser reconocidos, un grupo de individuos se apoderó de las instalaciones del alma mater, poniendo en riesgo el período académico que alrededor de 80,000 estudiantes están a punto de concluir.
Entre los que tienen tomada la universidad ya se tienen identificados al menos a tres sujetos que actualmente trabajan en el gobierno y que no tienen absolutamente nada que ver con la universidad.
Igualmente, se le da seguimiento a dos diputados de Libre que estarían empujando y financiando este movimiento, que se presenta bajo la cobija del Frente de Reforma Universitaria (FRU).
No obstante, el FRU, que había desaparecido y que ahora resucita con la llegada de Libre al poder, no tiene representación el gobierno estudiantil universitario ya que no participó en las elecciones de abril de 2022.
El reducido grupo de encapuchados aseguró que la razón de la toma es porque que en la máxima casa de estudios se pretende “llevar a cabo un proceso de reelección ilegal, violentando la normativa universitaria”.
De acuerdo con el analista y abogado Raúl Pineda Alvarado, Libre está tratando de implementar un proyecto político ideológico tanto en lo económico como en lo educativo. “Recuerde que uno de los factores que más sirve al sostenimiento ideológico de un régimen es la juventud organizada”. Da la casualidad de que en estos países una minoría organizada se impone siempre sobre una mayoría desorganizada.
Si no se pone atención a este riesgo, se va a dar el caso que si las universidades no se dejan controlar entonces serán cerradas como ocurre en Nicaragua. Es que las fuerzas democráticas en Honduras son abrumadoras, pero muy desorganizadas, “lo que nos hace pensar que esa minoría organizada se va a imponer en la universidad y va a poner a un nuevo rector que seguirá las consignas de Libre o no va a presentar ningún obstáculo u oposición para un proyecto político que ya no se puede ocultar. “Lamentablemente las fuerzas democráticas descuidaron la universidad”, dijo Pineda Alvarado.
Él es del criterio que la politización de la UNAH generará inmediatamente un descenso de la excelencia académica. “En la medida que la universidad la manejen los políticos aumentará en influencia, pero disminuirá en calidad”.
Desde el momento que se tenga una universidad que no tiene cómo médula central la meritocracia y el estudio, lo que se va a tener es una entidad dedicada nada más a servir a los intereses del grupo político que este en el poder independientemente del color. En este momento nuevamente la universidad tiene un enemigo real y es la politización, advirtió el analista.
Transformación y asedio
Entre los años de 1980 y 2004 la UNAH vivió un periodo caótico y de saqueo de sus recursos financieros. Fue una época donde los partidos Nacional, Liberal y grupos de la izquierda se disputaron a punta de pistola y garrotazo limpio la rectoría y la administración de las finanzas universitarias.
Ante la ingobernabilidad, entre el 2004 y 2005 se nombró la comisión de Transición, que tras tomar posesión el 18 de mayo de 2005 inició todo un proceso de transformación y al final sentó las bases que permitieron a la UNAH encontrar la salida a la crisis.
En este nuevo período estuvo al frente la rectora Julieta Castellanos y su equipo, en su momentos enfrentados a sectores de sindicalistas, estudiantes, docentes y administradores que no compartían su modelo de gestión. Incluso, Castellanos tuvo diferencias con políticos tras que estos vieran caer su influencia en el nuevo gobierno universitario.
En esta etapa la UNAH también vivió años críticos al no recibir todos los fondos (la Constitución ordena que debe recibir el 6% del Presupuesto General de la República) por parte de diferentes gobiernos, por lo que ha padecido en los últimos años una asfixia económica.
El gobierno de Libre no ha sido la excepción. El asedio lo inició el diputado Rasel Tomé, al presentar un anteproyecto de ley en el Congreso Nacional para que se elimine la Prueba de Aptitud Académica (PAA).
Tomé sostuvo que la PAA es una prueba excluyente que no permite que los pobres tengan acceso a la educación superior. “Tenemos que remover ese examen de exclusión”. La PAA es una “prueba clasista, únicamente deja fuera a los hijos del pueblo que estudian en los colegios públicos y eso indica que tiene un sesgo. Me preocupan los hijos del pueblo que no tienen oportunidad de estudiar”, expresó.
La PAA es una herramienta impulsada por la Comisión de Transición y que en los últimos 18 años ha ayudado a mejorar el rendimiento académico en la universidad.
El acorralamiento de la autonomía universitaria por parte de los políticos unas veces se presenta de forma pública otras de manear silenciosa como ocurre actualmente, presionando a la rectoría con el fin de que ceda poco a poco los espacios administrativos y académicos.
Presión y chantaje
Uno de los mecanismos que tienen los políticos para presionar a las autoridades universitarias es mediante la manipulación del presupuesto que constitucionalmente le corresponde a la UNAH.
Según el analista y docente universitario Pablo Carías, la autonomía universitaria es un bien público que siempre ha sido acariciado por los diferentes poderes del Estado, pero también por las organizaciones políticas y sociales.
Una vez que la UNAH obtuvo su autonomía en 1957 los partidos políticos siempre han buscado influir en la función universitaria y para ello idearon una serie de mecanismos, utilizando a las propias organizaciones estudiantiles y al claustro de profesores.
“En este momento veo algunos peligros”. No se está dotando del seis por ciento del presupuesto general a la UNAH, un derecho que legalmente le corresponde, por lo cual la universidad no puede atender toda su función constitucional; de ahí que el gobierno universitario no ha podido cumplir con el mantenimiento de las instalaciones, con la dotación de equipo y con la atención al Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico (Curla), el cual demanda un alto presupuesto por la calidad de la enseñanza.
Un análisis del presupuesto en los últimos diez años revela que los gobiernos apenas le han entregado anualmente a la UNAH un promedio del 3%, del 6% que constitucionalmente le corresponde. En el 2013 a la universidad le correspondía un presupuesto de 6,488 millones de lempiras, empero Finanzas solo le aprobó 3,680 millones lempiras, o sea nada más el 3.40 por ciento.
En el año 2022, constitucionalmente debía tener acceso a una asignación de 16,212 millones de lempiras, no obstante, el gobierno solo le aprobó un presupuesto de 5,155 millones de lempiras equivalente al 1.91 por ciento.
Asimismo, para el 2023 el monto que se le debió asignar era de 20 millones de lempiras, sin embargo, solo le aprobaron 5,755 millones lempiras, o sea el 1.71 por ciento de lo que le corresponde. El estudio revela que solo en los años de 1993, 2006 y 2007 fue que la universidad estatal recibió el seis por ciento.
De acuerdo con Carías, el tema del presupuesto a veces ha sido utilizado con un mecanismo de presión y de chantaje. Si la universidad se convierte en una institución crítica entonces buscan presionarla por la vía del presupuesto y así buscan torcerle el brazo a las autoridades para que hagan concesiones. Otras veces los gobiernos han tratado de pagar el silencio y así la universidad no dice nada respecto a la situación política que vive el país.
Las salvaguardas que tenían en el pasado la autonomía universitaria se han ido perdiendo, hay una especie de silencio. La universidad está quedando a la deriva y a expensas del gobierno de turno, “yo no creo que el papel de la universidad sea de confrontación, pero tampoco creo que sea de un silencio absoluto”, reflexionó.
Hay que advertir del peligro que existe de perder la autonomía universitaria porque eso implicaría un retroceso. Incluso, estos peligros se han acrecentado en la medida que el gobierno universitario no se ha reconstituido en el tiempo esperado, como resultado de la pandemia, de unos trastornos de carácter jurídico y por la ausencia de una parte de los representantes de los estudiantes en el Consejo Universitario que fueron los estudiantes, detalló Carías.
Otros profesionales universitarios consultados también coinciden sobre el riesgo de politización que enfrenta actualmente la UNAH. En los últimos meses hasta han exigido que la Fundación de la UNAH (Fundaunah) utilice sus recursos para contratar consultores que realicen trabajos políticos, han exigido espacios universitarios para reuniones políticas y hasta quieren que el Ejecutivo inaugure las obras físicas de la universidad.
Por ser la UNAH la responsable de liderar la educación superior, temen que si cae en manos de Libre las demás universidades entren en riego. Si en estos momentos no hay una posición valiente para enfrentar estas amenazas, dentro de poco tiempo la bandera de Libre flameará en los predios universitarios, como sucede actualmente en la Universidad estatal de Nicaragua donde sobresale la bandera del Frente Sandinista. Los encapuchados habrían ganado, proyectaron los académicos.