“Es una decisión que mi papá tomó desde hace tiempo atrás”, dijo Sarita en una entrevista con la periodista de Univision María Antonieta Collins durante el velorio.
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“Mi papá originalmente lo que quería era cremarse y que una mitad de su corazón estuviera en México y una mitad en Miami. Que la mitad que estuviera en México represente donde él nació, donde él creció, donde México lo vio florecer, y la otra mitad en Miami, la ciudad que lo aceptó, que lo ayudó a renacer, salir de las adicciones, conoció a mi mamá”, agregó.
Adelantó que habrá un homenaje grande en la capital mexicana, “en Bellas Artes, en la Basílica de Guadalupe” y recalcó que “él va a ir, pero va a ir la mitad de él”.
“Fue un acuerdo entre mis hermanos, entre mi mamá, entre todos, respetar las decisiones de mi papá y espero que también México pueda aceptar eso porque México, papá les ha dado todo, y todavía está yendo. Una mitad de él”, expresó. “Por favor hónrenlo, hónrenlo como él se lo merece”.
Sin embargo, hubo reportes de que no todas las partes estaban de acuerdo y que la familia de México lo quiere trasladar completo.
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José José falleció el 28 de septiembre en el sur de la Florida a los 71 años. Durante el velorio público, admiradores del llamado Príncipe de la Canción lloraron, cantaron e hicieron una larga fila bajo un sol recalcitrante hasta que pudieron dar el pésame a la familia y ver el féretro cerrado con los restos de su ídolo.
Muchos lo recordaron como una persona simple, sensible y generosa con cuyas canciones se enamoraron.
“Gracias por recordar a mi papá, por tenerlo en sus corazones. Que nunca muera su música por favor”, dijo entre lágrimas y con la voz entrecortada la hija menor del artista, Sarita Sosa.
“Gracias por venir, ustedes son nuestra familia. Todo Miami. Gracias por recibir a mi papá hace más de 30 años y ayudarlo a salir adelante, ayudarlo a renacer”, expresó parada con gafas oscuras frente a un auditorio de admiradores de todas las edades que la escuchaban llorando.
El evento comenzó con un breve acto privado en el que hablaron Sarita y sus dos hermanos mayores, Marysol y José Joel, que llegaron desde México y son hijos de un matrimonio anterior del artista. También estuvieron Sara, su última esposa, así como el alcalde del condado de Miami-Dade Carlos Giménez, y el cónsul de México en Miami, Jonathan Chait.
El féretro dorado con los restos del cantante, que se mantuvo cerrado, estaba ubicado en el centro del escenario del teatro.
Encima reposaba un enorme arreglo floral en el que se destacaban rosas blancas. A un lado del cajón se ubicaron los dos hijos de México, José Joel y Marysol Sosa; y del otro su viuda y Sarita.
Detrás, en una pantalla enorme, se veía una imagen de José José sonriente, joven, que por momentos dejaba lugar a videos de conciertos del artista y un collage de fotografías familiares.
En el escenario reposaban también arreglos de hortensias blancas y un portarretrato inmenso con una foto del cantante enmarcada en flores amarillas, blancas y rosadas.
Ubicados detrás en el escenario, y vestidos todos de blanco, los ocho miembros del Mariachi México Internacional cantaron algunos de los mayores éxitos de José José, mientras el público se paraba de las butacas para acompañarlos a entonar las letras románticas de “El triste” y “La almohada”, entre otras canciones.
“Yo tuve un muy hermoso papá”, dijo Marysol. “El tiempo que yo estuve con él me dio lo mejor de él. Tuve la dicha de despedirme de él; no fue de la manera más adecuada definitivamente, pero le agradezco para siempre... el amor que depositó en nosotros sus hijos para nosotros podérselo seguir brindando a todos ustedes”, expresó tras citar el salmo 23:3: “Confortará mi alma y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”.
Cuando su hermano, José Joel, recordó a su padre como “un amigo inigualable, confidente excelente, artista maravilloso y por sobre todas las cosas un padre excepcional”, los admiradores se pusieron de pie para aplaudirlo y empezaron a gritar “Que viva el príncipe”, “José José para siempre” y “Se siente, se siente, José está presente”.
Después que los mariachis cantaron, el público sentado en el anfiteatro comenzó a desplazarse hacia el escenario para saludar a la familia y acercarse al féretro.
Aunque no estaban permitidas las fotografías, algunos sacaban sus celulares para dejar registrado el momento. Posteriormente, se abrieron las puertas y la gente que desde hacía horas esperaba afuera pudo ingresar. Varios cientos de personas pasaban frente al escenario para decir adiós al cantante mexicano.
“Fue un hombre muy humilde y sincero que con su música enamoró a un mundo entero”, dijo Marta Turkel, una ecuatoriana de 47 años que estuvo entre las privilegiadas que pudo acceder al homenaje familiar. “Deja un legado de que el amor verdadero es sin interés alguno. Él es único”, afirmó la fan, quien llevaba puesta una camiseta blanca con el nombre de José José escrito en azul.
Para Anotoria Vinas, una jubilada dominicana de 80 años que dijo que llegó a planchar las camisas del artista cuando éste comenzaba su carrera en Miami en la década de 1960, también era un ídolo.
“Estoy triste, como la misma canción de él”, dijo la mujer al salir del velorio. “Me duele ver que ya se fue y cómo sufrió antes de irse”, expresó.
El evento público tuvo lugar dos días después de un velorio privado en una casa funeraria a la que acudieron familiares, amigos y un puñado de celebridades.
Los restos del astro fueron trasladados en un coche fúnebre negro desde la funeraria hasta el Miami Dade County Auditorium, un teatro en el corazón de Miami donde con frecuencia se realizan conciertos de artistas latinoamericanos, al igual que espectáculos de ballet y orquestas sinfónicas.
Fans que aguardaban en la fila a unos 20 metros empezaron a gritar a coro “José José vivirá”, tras entonar algunos de los clásicos del artista, cuyos éxitos incluyeron “El triste”, “40 y 20”, “La nave del olvido”, “Gavilán o paloma” y muchos otros.
Rosa Prudente, una mexicana de 48 años que vive en Miami y lideraba los cánticos, dijo que sentía mucho dolor y tristeza.
“Se nos fue el último que nos quedaba de los más fuertes de México”, manifestó. “Es una pérdida irreparable”.