LOS ÁNGELES, ESTADOS UNIDOS.- Charlize Theron se abre en una conversación franca y sin filtros, abordando las complejidades del envejecimiento en Hollywood.
La actriz detrás de títulos como “Fast X” y The Old Guard reflexiona sobre su evolución en pantalla y su lucha contra las expectativas irrealistas.
En una entrevista con la revista Allure, la protagonista de Mad Max desmiente enérgicamente las especulaciones sobre procedimientos estéticos.
Sin vacilación, enfrenta las insinuaciones de un supuesto lifting: “La gente habla de un lifting. Me cuestionan sobre mi rostro. Y yo respondo: ‘¡Vamos, estoy simplemente envejeciendo!’ No es señal de un mal retoque. Esto es el paso del tiempo”, declara.
Theron, cuya carrera cinematográfica ha estado marcada por papeles audaces y transformadores, no teme abrazar la metamorfosis natural que trae el tiempo.
A pesar de los reflectores implacables, abraza el proceso de envejecimiento como una evolución que se refleja en su apariencia.
Además, comparte su resistencia a ser definida por los estándares sexistas del envejecimiento en la industria. “Desprecio esa noción de que los hombres maduran como buenos vinos y las mujeres son como flores marchitas”, comparte Theron.
“Lo que realmente me frustra es que ahora, al hacer películas de acción, si me lastimo, la recuperación lleva mucho más tiempo que cuando tenía 20 años”, comparte con franqueza la actriz, de 48 años.
Su discurso se intensifica cuando aborda la perspectiva de volver a ganar peso drásticamente para un papel. La experiencia pasada, donde transformó su físico para interpretar el papel de Aileen Wuornos en “Monster”, la ha dejado reflexionando.
Según su propia afirmación, ha cerrado la puerta a someterse nuevamente a semejante transformación. “‘Sí, ganaré 40 libras para esta película’. Esa etapa ha quedado atrás, porque deshacerlo ya no es tan sencillo como en los inicios de mi carrera”, confiesa.
Evoca su experiencia en “Tully” (2018), donde ganar peso a los 43 años llevó a un proceso de pérdida que se extendió por un año. La lucha por volver a su peso anterior desencadenó una preocupación real que compartió dramáticamente con un médico: “Creo que estoy muriendo porque no puedo perder este peso”.