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'‘El Padrino’ era uno de los más grandes libros y es una película enorme”

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13.05.2017

estados unidos

Festejando nada menos que 45 años desde el estreno de “El Padrino”, después de proyectar las dos primeras versiones en una maratón de siete horas (gracias al Festival Tribeca y la prestigiosa organización de Robert DeNiro), Al Pacino se sentó debajo del retrato de Marlon Brando, en el Teatro Radio City de Nueva York, para recordar los momentos más inolvidables de un cine que le cambió la vida.

¿Podemos remontarnos al principio del principio... hasta aquel primer encuentro con el director Francis Ford Coppola, cuando “El Padrino” era solo un sueño? Es una historia larga, pero con Francis (Ford Coppola) nos empezamos a conocer en San Francisco, porque él me quería para otro rol. Yo estaba sentado al lado de una mesa de pool con Spielberg y George Lucas, cuando ellos recién empezaban y ni siquiera habían filmado ninguna película. Pero bueno, Francis no me quería para “El Padrino”. Había escrito el guion de una película hermosa. ¿Sabías que él escribió “Patton”? Es muy buen director, pero también escribe muy bien. La cuestión es que en un principio quería filmar conmigo otra película sobre un profesor que se enamora de una de sus estudiantes. Era hermosa.

¿Y en qué quedó aquel primer ofrecimiento?

Nos rechazaron. Me rechazaron, Francis nunca la filmó… Y yo me fui.

¿Cuánto tiempo después volvió Coppola entonces con la idea de “El Padrino”? Un año después sonó mi teléfono en mi apartamento. Cuando lo levanté, era él diciendo: “Hola, Al”. Me impresionó que llamara, había pasado mucho tiempo y mi vida también estaba en un lugar extraño, pero le agradecí la llamada con un “Francis, qué bueno escucharte. ¿Cómo estás?”. Y me dijo: “Muy bien, escucha, quiero que sepas que voy a hacer ‘El Padrino’.” Y a mí me pareció una locura, porque “El Padrino” era uno de los más grandes libros, una película enorme y yo pensé que iba a ser muy difícil para Hollywood. Me pareció muy extraño, pero igual le dije bromeando “Eso es bueno Francis” (Risas). Yo había leído el libro y de verdad era muy bueno, muy entretenido. Y ahí fue cuando él me dijo que estaba pensando en usarme como Michael Corleone. Enseguida pensé que estaba loco. Le pedí que me dejara pensarlo por un segundo. Y enseguida se me ocurrió que el buen rol era el del otro hermano Sonny, esa era la parte que yo quería. Estaba seguro que yo podía hacer lo que terminó haciendo después Jimmy (James Caan). Y con el teléfono en la mano yo pensé: “No creo que pueda hacer Michael”… pero no se lo dije. Cortamos y me acuerdo que pensé “esto es un sueño o una broma”, pero fue todo muy real.

¿Es verdad que al principio en los estudios Paramount no querían ni verlo en el rol de Michael Corleone tal cual? Alguien llegó a decir “¿Brando? ¿Pacino? Por encima de mi cadáver”. Pero Francis (Ford Coppola), con lo inteligente que es, cambió el horario de filmación y puso la escena de la venganza de la mafia, cuando yo le disparo al capitán de Policía y al jefe de la familia Sollozo (que querían matar a Don Corleone). Aquella escena no estaba programada para filmar aquel día, pero el estudio no me quería. Y después de filmarla, me dejaron.

¿Todo gracias a la fe que le tuvo el director Francis Ford Coppola? Sí. Hay que tener mucha suerte para que un director te quiera por un personaje. Es realmente increíble. Es como cuando te quiere alguien. No sabes por qué te quieren, pero te aprecian y por eso es imposible que no lo quieras también. Y Francis me quería mucho (risas), no lo sé, pero yo lo quiero. Solo porque él me quería tanto pensé que debería aceptar el rol. Pero el estudio no me quería, ni siquiera después que me contrataron. En medio del rodaje, me acuerdo que Francis incluso estaba preocupado.

¿Por qué? Yo era nuevo en el cine. No sabía lo que estaba haciendo, pero por alguna razón no paraba de pensar todo el tiempo en este personaje. Yo estaba viviendo en la Calle 90 y Broadway y me iba a caminar todos los días hasta el Village, pensando todo el tiempo sobre Michael Corleone, tratando de imaginar hasta dónde podía llevarlo. Tenía muchas ideas, pero por alguna razón, no lograba expresarlas bien.

¿Cuántas pruebas tuvo que pasar para conseguir finalmente el rol? Fueron incontables. Parecía que siempre yo estaba a prueba, porque seguí tomando pruebas incluso después de conseguir el rol